En nuestra sociedad hay muchos
tabúes menores de los que la gente no quiere hablar. Y no son ni la muerte ni el sexo ni el conflicto entre Euskal Herria y el estado español. Ni siquiera el modo irreproducible en el que se doblan los prospectos de los medicamentos.
Hay cosas incomprensibles como la que hoy se va a plantear aquí:
¿Por qué la gente sigue pensando que las
máquinas de coser son objetos prohibidos que sólo entienden las abuelas, algunas madres un poco
chapadas a la antigua y los profesionales de la confección del cuero y las telas? Bueno, y los talleres de
súbditas orientales que trabajan en labores imposibles a las cuatro de la mañana.
¿Por qué los chicos no sabemos coser a máquina? Estamos en el siglo XXI, ¿no? Somos capaces de discriminar las patillas de un relé, soldar con aleaciones de estaño y resinas, programar en
HTML, e incluso subir un video en
Youtube. Algunos, además, son capaces de cambiar bujías y extraer el eje
pedalier de una bici de montaña. Pero no sabemos coser.
¿Por qué nos cerramos a un
universo de creatividad, de posibilidades infinitas de hacer cosas en nuestro entorno más directo?
El objetivo de este
brico no pretende reemplazar los insustituibles consejos y buena mano de nuestras costureras más cercanas. Ni por supuesto auparnos al parnaso de la
alta costura. Ni siquiera que aprendamos los rudimentos básicos para hacernos casi cualquier cosa de tela para la
furgo o para casa con un mínimo de presentación. No.
El objetivo es
que perdamos el miedo. Con eso ya me daría por contento.
Cuando hablé
en este tema de lo fácil que es hacerse lo que queramos sin dar una sola puntada, con ese maravilloso avance de la ingeniería textil llamado
Fiselina, quise dar un paso a favor de este espìritu:
que no hay casi nada que no podamos intentar hacer. Ni siquiera coser.
Hoy doy otro paso. Quiero que el que no lo sepa ya por otros canales, vea que está
chupao, pero
chupao de verdad, hacernos las cortinas para el coche, las sábanas para los colchones, los cojines, las almohadas, un mantel, una funda entera para tapar el techo elevable… cualquier cosa que nos pueda ser práctica en un momento dado.
Así es que vamos por partes:
1. La máquina de coser: casi no hay electrodoméstico más barato.Los supermercados descuento, como
ALDI, LIDL o PLUS sacan cada varios meses
ofertones como éste: máquinas de coser eléctricas portátiles absolutamente dignas, por
79 €. Con dos o tres labores que hagamos con ellas, quedan completamente amortizadas. Pero es que duran, bien tratadas, muchos años en perfecto funcionamiento. Por lo menos los dos de la garantía.
Atrás quedaron esos
mamotretos pesados, complejos, que no bajaban de los 300 €.
2. Funcionamiento básico de una máquina de coser.2.1. Principio mecánico
Fuera de las encantadoras joyas de
pedal manual que veíamos de pequeños en casa y todavía hoy a gente que las ha conservado, una máquina de coser es un motor eléctrico que mueve un sistema de levas y brazos que consiguen que
una aguja enhebrada en un hilo atraviese tejidos con formas y ritmos diferentes, pero que en todo caso consigue que varios paños queden
solidarios entre sí o bien algunos pliegues de uno solo.
2.2. Controles principales
Vista desde arriba, tiene uno o dos
vástagos para colocar la/s bobina/s de hilo (1 y 2), un
cargador de canillas (3) y un
volante con embrague (4), cuyas utilidades se explican más adelante, un
asa de transporte (5), y los mandos para elegir qué
tipo de puntada queremos dar (6) (las más normales son el
pespunte recto y el
ziz-zag)
y con qué
separación (7) (a menor separación de puntada, más fuerte es la costura, pero se tarda más en coser).
Además, una tecla de
marcha atrás que sirve para que al terminar un tramo de trabajo podamos volver un poco hacia atrás y rematar el trenzado para que no se suelte.
2.3. El prensatelas.
En la parte por donde se produce la costura propiamente dicha hay una
palanca con dos posiciones. Cuando está
elevada,
el
prensatelas, que visto desde arriba es una pieza en forma de
U, está subido para poder insertar el tejido que vamos a coser.
Si está
bajada,
el prensatelas baja y
oprime el tejido para que vaya bien tenso y apretado durante la costura.
2.4. El enhebrado del hilo superior
El hilo que está en la bobina debe pasarse, según cada fabricante, por unos
puntos ya marcados en la máquina mediante números troquelados en la carcasa (punto 1, punto 2, punto 3 y punto 4) y finalmente enhebrarse de
adelante hacia atrás por el ojal de la aguja
y después,
por debajo del prensatelas, se dirige hacia atrás un poco entrelazado junto a un
segundo hilo que proviene de la canilla, como más abajo se explica.
Las máquinas más caras tienen algunos controles más para regular la
presión que ejerce el prensatelas sobre el tejido, o mayor variedad de tipos de puntadas y
dibujos automáticos y funciones, como la de hacer
ojales. Pero contienen los mismos elementos básicos.
2.5. El brazo libre.
La superficie por donde se va deslizando la tela que queremos coser tiene en las máquinas modernas una función muy interesante. Con una leve presión podemos
desencajar una parte de esta encimera,
de forma que se nos queda un reducido espacio de trabajo llamado
brazo libre que es especialmente útil
para labores pequeñas y circulares, como por ejemplo coser las mangas de una prenda o el borde de una funda de un cojín pequeño.
2.6. La canilla o bobina inferior.
El movimiento de vaivén que hace la aguja que hemos enhebrado con un hilo permite a éste último entrar y salir de la tela, como cuando cosemos a mano, pero esto no tendría ningún sentido por sí sólo porque si tirásemos del hilo una vez hecho un tramo de costura
se desharía con toda facilidad.
La
gracia que tienen las máquinas de coser es que en el interior de ese brazo libre hay una
segunda bobina, más pequeña, que se denomina
canilla. Tiene forma de
polea y su función consiste en que un segundo hilo, cada vez que baja la aguja con el primero, se
anude por debajo de la tela y entre los dos hagan una
costura fuerte.
Además, cuando hayamos terminado la labor, el hilo cosido que nos aparecerá por el haz o derecho de la tela será el que viene de la bobina superior, mientras que el que quede visto por el revés será el de la canilla inferior. Y eso nos permite, por ejemplo,
usar dos colores diferentes en ambas bobinas, si la tela tiene un tono diferente por abajo. O si estamos uniendo dos telas de gamas distintas.
Ante la imposibilidad de que una bobina normal nos quepa en el interior del brazo libre, hay que hacer, con carácter previo a empezar a coser, un
surtido de canillas de los colores más habituales que empleemos. Las máquinas ya vienen con al menos media docena de canillas vacías.
2.7. Carga de canillas.
Simplemente se coloca una canilla vacía en el vástago (3) que se ha visto más arriba y se desplaza un poco a la derecha el conjunto para que toque con el freno de plástico que aparece justo a su derecha. Así la máquina se parará automáticamente cuando el hilo procedente de la propia bobina que vemos en la parte de arriba de la imagen haya llenado por completo la canilla de su mismo color.
Este sencillo trabajo se hace eléctricamente. Basta tirar un poco hacia fuera del volante blanco (4) que se ve en el lateral derecho y la máquina se
embraga. Es decir,
gira sólo el cargador de canillas y no se mueve la aguja de coser.
Una vez que tenemos canillas de varios colores cargadas, usamos la que nos interese en cada momento
introduciéndola en una pieza metálica llamada
canillero, del que hacemos salir el hilo
en el sentido de las agujas del reloj (en el otro no funcionaría bien)
que a su vez acoplamos
dentro del brazo libre, cuya tapa cerramos después.
El hilo de la canilla lo hacemos pasar hacia el prensatelas, donde se une con el que viene de la bobina superior. Los retorcemos un poco entre sí y los pasamos hacia atrás.
Así la máquina queda
lista para empezar a coser.
2.8. Pedal de arranque.
Tanto la operación de coser normalmente (con el volante (4) desembragado) como la de rellenar canillas (volante embragado) se hacen con una
simple presión del pie sobre este pedal eléctrico que tiene
sensibilidad variable (si apretamos poco, el motor va despacio; o al contrario si se pisa a fondo) porque es un
reostato pequeño.
3. Aprendiendo a coser
3.1. El borde de la telas
Cuando compramos un retal de tela y recortamos las piezas que vamos a emplear en un trabajo determinado, lo primero que observamos es que
los bordes tienden a deshilacharse. Esto, que puede ser bonito en ciertas partes de algunas prendas concretas por efecto de la moda, normalmente es un inconveniente porque podría acabar arruinándonos la pieza con el uso.
Para evitarlo, hay muchas maneras, pero una de las más sencillas es el
dobladillo. Que constituye
el remate más empleado y corriente para confeccionar bordes.
Para hacer un dobladillo con facilidad, partiendo de la pieza
por el lado del revésse dobla al menos
entre 5 y 10 mm el borde de la tela sobre sí mismo mientras la vamos fijando con ayuda de una
plancha de vapor.Como, a su vez, el borde vuelve a quedar visto,
damos una
segunda doblez sobre sí, que se plancha igualmente.
Así el borde queda rematado y con la forma preparada
para que no nos cueste ningún trabajo fijarlo como vamos a ver a continuación con una costura sencilla: el
pespunte.
3.2. Mecánica del cosido
Para aplicar una costura, sea la que sea, lo mejor es siempre darle la forma definitiva con ayuda de la plancha. Después
se acerca la tela o telas por la parte anterior teniendo el
prensatelas subido.
Basta después bajarlo
para que aprisione al conjunto.
Elegimos el
tipo de puntada (el número 1 sería el
pespunte sencillo, el 5 el
ziz-zag… y así todos los imaginables…)
y su
separación (el número 1 haría puntos muy
cercanos entre sí y por tanto costuras muy fuertes, como las de los tirantes de una mochila; en el número 2 estarían
más separadas… y así sucesivamente)
Hecho todo esto, empezamos suavemente a
pulsar el pedal y la aguja empezará a moverse en vaivén hacia adentro y hacia fuera de la tela anudándose automáticamente en cada pasada con el hilo de la canilla inferior.
A la vez, sin que lo veamos, unas
ruedecillas dentadas que hay justo debajo del prensatelas, irán haciendo avanzar la tela hacia atrás para que se vaya cosiendo uniformemente.
Cuando lleguemos al final del recorrido, sólo hay que
elevar el prensatelas con la palanca y tirar suavemente de la tela
hacia la izquierda. Cortamos los dos hilos dejando un trozo generoso y los volvemos a dejar apoyados hacia atrás y retorcidos para el paso siguiente.
Nuestra tela tendrá ya su primer borde rematado por el revés
y por el haz.
3.3. El remate en esquina
Cuando ya hemos rematado un borde y queremos hacer lo mismo con el contiguo,
la tecnica es la misma. Sólo hay que planchar una primera doblez junto a la ya terminada
que nos quedaría así,
y volver a plegarla sobre sí para que no quede nada deshilachable asegurándola con la plancha
hasta que quede de esta forma:
Finalmente, la pasaremos por la máquina
y,
al llegar a la esquina,
pulsamos la palanca de
marcha atráspara que la máquina vuelva hacia atrás algunos puntos
y nos
remate perfectamente el hilo.
3.4. El remate en inglete.
Especialmente cuando hacemos cojines, sábanas para colchones, fundas, sucede que
dos piezas de tela se encuentran entre sí.
En esos casos, tenemos que planchar los bordes de ambas piezas como si fuésemos a hacer un dobladillo para rematar a cada una de las dos. Pero en lugar de coserlas por separado, las superpondremos por el lado del revés y sólo entonces les daremos
una única costura a las dos a la vez.
Hecho ello, cuando las volvamos del haz, quedarán con un aseado aspecto
que quedará perfecto tan pronto tengan dentro su cojín, colchón o para lo que quiera que sean.
4. Aprendiendo a hacer unas cortinas para separar cabina de habitáculo.
Por muy complicado que pueda parecernos, unas cortinas sencillas no son más que una tela un poco vuelta sobre una barra
con los bordes rematados en dobladillo y unidas otra vez por debajo de ella con un pespunte recto.
Para
abrirlas y cerrarlas, simplemente las arrugamos fruncidas o las estiramos.
Lo cual, en la realidad, es simplemente esto:
5. Aprendiendo a hacer unas sábanas ajustables a los colchones.
Partiendo de la goma-espuma deseada para la cama de nuestra
furgo que tiene un grosor
A, recortamos una pieza de tela tal que tenga la
misma base pero con unas
aletas de al menos la anchura de
A más un poco para la
vuelta. Estas aletas tendrán los bordes a
90º durante esa altura
A, pero los trozos de la vuelta estarán angulados a
135º para que luego coincidan en
inglete a
90º al cerrarlas sobre el colchón.
Al dar la vuelta al conjunto,
sólo se verá la funda. Mientras que la vuelta quedará hacia el
somier.
Que en la realidad será así:
De forma que podemos encontrar la tela que más nos guste (ésta la pillamos en
IKEA) y hacernos un bonito juego de
sábanas y almohadones acorde con los tonos de nuestros acabados:
Os animo a que os metáis
en harina. Os enganchará para siempre.
Saludos.
src="http://pagead2.googlesyndication.com/pagead/show_ads.js">