Amanece con una gran nevada. Más de lo previsto. Vamos a verla más de cerca
Parece que hay ganas de salir. ¡Un momento!. Antes la foto de familia.
El Willys de T-Rex avanza impertérrito al frío. No lleva puertas y va un poco griposo; pero es más duro que las aceras de Bilbao. Le acompaña Velociraptor, que estrena las botas especiales para la playa. Se han debido equivocar de temporada.
El jabalí del Mazo se aparta a la cuneta para coger caracoles y hay que llamar a la grua (Joseba Ranger de Texas).
Estrenamos foto del nuevo Grand Vitara de Gato. Matriculado el día anterior.
El Toro negro, fino, zahino, astifino, también va semidescapotado. Pero ¿tanto calor hacía?
Pato azul, para no ser menos, viaja en el estribo y el Tigre, con la ventanilla bajada. ¡Como siga con esta gente...!
Hay tanta nieve y tan virgen, que parecemos esquiadores más que cuatreros.
A contra luz se hace de noche. El paisaje nos abruma. Salimos de los coches a disfrutar como niños. ¿He dicho niños?
¡¡¡¡¡guerra de bolas!!!!!
¡Buff! ¡Qué hambre hemos hecho!. Bueno, y sed.
Un detalle de refinamiento en la exhaustiva preparación de nuestros todoterrenos. La bota de vino, pieza esencial en el más elemental kit cuatrero, sujetando un foco para mantener el haz de luz en el sitio justo. ¡Claro!, el jabalí es el guía y tiene que ver o beber bien. Menos mal que Pedro (Oso para los amigos) pone un poco de cordura en esta jauría de animales salvajes.
Dos 4x4 atmosféricos, y ¡también descapotables!. ¿Qué va a ser en verano? ¡todos en pelotas!
Un brindis por los amigos con txakolí de Bakio y de Gordexola.
Bautizamos al nuevo miembro del grupo. Que San Enrique le dé mucha salud.
Y a jugar un rato. Derrapajes en un desierto de nieve y barro.
Nos acercamos al tunel de la Engaña, el objetivo del día, o eso pensabamos.
Una manifestación de gente nos cierra el paso. Creo que pedian el rescate de un buitre que estaba atrapado en el tunel.
Le buscamos por todo el tunel. Incluso intentamos pasar por el derrumbe a mitad del tunel.
¡Hasta que le vimos!. ¡Es verdad, ahí está!. Así encogido, parecía poca cosa; pero cuando mi copiloto Pottoka le animaba amablemente a caminar se ponía en posición de defenderse y asustaba.
La primera parte del tunel estaba inundada y él sólo no podía salir. Había que cogerle; pero ¿quien era el majo que se atrevía?. Kike, conocido de aquí en adelante como Buitre, le puso el cascabel al gato, y la chaqueta al buitre. ¡Rescatado! ¡Al Grand Vitara que para eso es nuevo y tiene buena calefacción!.
Le llevamos a un restaurante a comer un buen chuletón y casi nos come a nosotros.
Se lo entregamos a un guarda del Seprona porque ya tenemos demasiados animales en el club.Y con el trabajo cumplido (creo que nos van a llamar de Waku Waku), para casa a ver el partido del Athletic y a sufrir con los leones.
Me ha parecido la crónica de un día en el zoo; pero espero que os guste.
¡¡Sois los mejores! ¡Para la próxima más y mejor!
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