Bueno, como complemento a la
Parte Teórica del Cursillo de chapa y pintura que ya conocéis, os paso de forma muy gráfica los pasos principales en un ejemplo práctico para reparar uno mismo raspones de chapa poco profundos y abolladoduras de entidad leve.
¿Quién no tiene en las punteras de los paragolpes y en las aristas de alguna de las cuatro aletas
las cicatrices de aparcar
de oído, de salir o entrar con prisa en el garaje, de tantos años de roces?
Éstos son de nuestro pequeño
Opel Astra 1.4. Consultados varios chapistas de la ciudad, el presupuesto de reparación gira en torno a los
240 €. Nosotros nos hemos gastado únicamente
39 € en materiales fungibles.
Básicamente vamos a necesitar una
lijadora excéntrica de 125 mm ø con sus
hojas de lija de tres granos progresivamente más finos (120, 240 y 400),
alguna
esponja de lija, una
masilla para aparejar de dos componentes (en este caso
especial para plásticos),
papel para enmascarar (periódicos, folletos de publicidad…),
cinta de carrocero, la
pintura original del vehículo (nos la hacen en
spray en cualquier tienda de pintura para el automóvil viendo el
código en nuestra documentación) y un
barniz bicapa también en
spray.
Compraremos también otro
spray de imprimación o fondo para dar antes de la pintura.
Adicionalmente, nos vendrán muy bien un poco de
estropajo Scotch-Brite del de casa y, dependiendo de la forma del paño a reparar, una
lijadora delta, porque se llega mejor a los rincones inaccesibles.
Si queremos que el acabado sea casi profesional, nos vendrá muy bien tener un poco de
cera-pulimento y el disco de lana para acoplar a la lijadora. Lo que se conoce como
borreguillo.
Para empezar,
limpiaremos bien el polvo de la estancia donde vayamos a trabajar y fregaremos o
regaremos el suelo. Los lijados los haremos conectando la máquina a un
aspirador y, con el fin de
no dañar ninguna zona adyacente, protegemos con varias capas de papel y cinta de carrocero el borde de la zona de trabajo, a ser posible siguiendo
lineas de despiece de los paños de la carrocería. O, si fuera demasiado grande, trazando una división lo más disimulada y recta posible.
Con el disco de grano 120 en la lijadora
desbastamos la principales irregularidades y excrecencias de material arrancado y desnivelado.
Después
afinamos un poco más con la hoja 240 y preparamos con la espátula sobre una paleta la
cantidad necesaria de aparejo que se vaya a necesitar y que podamos aplicar en un par de minutos, poniendo aproximadamente un 95% de pasta base y un 5% de catalizador.
Se aplica
con presión y un poco de exceso sobre las vaguadas que han dejado las abolladuras, erosiones y desconchados.
Normalmente en un par de horas estará listo para
lijar con grano 240 casi
hasta enrasar y después con 400 para dejar
muy suave.
El acabado más delicado se puede hacer con
lana de alambre (del de fontanería)
y con el
estropajo (va mejor el
azul que el
verde porque raya menos), de forma que al pasar las yemas de los dedos obtengamos una sensación de
suavidad perfecta.
Después de esta operación hay que
lavar con agua jabonosa y secar a conciencia el área que vamos a decorar.
El
enmascarado definitivo ahora hay que hacerlo con alta precisión, tapando ampliamente, insistiendo en los despieces para que la
cinta de carrocero se inserte muy bien por todas las calles donde se encuentran unos paneles con otros. La
espátula fina de goma es la más adecuada para esta operación.
Quedará así listo para
pulverizar la capa de imprimación, que unificará la superficie, tapará poros y preparará la pieza para recibir la pintura.
La aplicaremos, como todo lo que pongamos, a unos
30 cm de distancia,
paralelos al objeto, a
velocidad uniforme,
solapando trazos, en
capas cruzadas vertical y horizontalmente,
arrancando y parando la pulverización
fuera de la superficie y siempre aplicando dos o tres
capas finas antes que una gruesa para mejorar el secado.
Una vez seco (un par de horas), retocamos en suavidad con el estropajo,
eliminamos el polvo con una esponja húmeda que no deje motas y, cuando esté incólume, empezamos la pulverización de la pintura del
color original. Nos quedará un tono levemente satinado, sin buen brillo.
Para el caso de las pintura metalizadas, antes de que pase media hora, es decir, sin esperar del todo a que seque, se aplica también el
barniz bicapa final.
Al secar, se retira todo el papel y las cintas y, al día siguiente,
pulimos a máquina sin miedo lo más perfectamente que podamos el área pintada hasta sacar un brillo rutilante
que dará el trabajo por terminado.
Espero que estas indicaciones generales os puedan ayudar a meterle mano cuando sea necesario a vuestras carrocerías sin pasar casi por caja.
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