El
portabicis Westfalia Carry Bike es relativamente sencillo de robar. Lo mismo le pasa a algunos otros. Y es especialmente fácil si el caco tiene un poco de tranquilidad para operar, como la que le puede dar, por poner un ejemplo, la típica manera discreta de aparcar con las
bicis apuntando hacia una pared o rincón de un aparcamiento subterráneo en un ángulo desprovisto de cámaras, o en una playa solitaria cuando saben que estamos lejos.
Cuando las
bicicletas que trasnportamos son
de un valor elevado, el ladrón puede optar tranquilamente por
llevarse el conjunto completo en otra
furgo desasiendo los anclajes del propio
portabicis y ayudándose de una segunda persona. Nadie se complica la vida tratando de violar dos o tres candados de seguridad seguidos.
Es triste decirlo, pero parece estar demostrado que son justamente otros
furgoneteros los que más roban a sus colegas las piezas que les faltan o que les gustaría tener como toldos, portabicis, accesorios decorativos...
Partimos de la base de que, si verdaderamente
se les mete entre ceja y ceja, pueden llevarse lo que quieran de lo que tenemos. Nuestra linea de actuación nunca debe ser la arrogancia de creer tener el mejor sistema del mundo, sino simplemente la precaución de
poner un elevado número de trabas en forma de
Matrioska rusa. O sea, una sorpresa dentro de otra, una dificultad que surja cuando crean haber resuelto la anterior.
Un
portabicis Westfalia simplemente va
colgado de las ménsulas integrables en las bisagras del portón por este sencillo sistema en el que ambas piezas se unen con dos tornillos
y de donde van suspendidos los largueros verticales que se aseguran con un espárrago transversal sujeto simplemente con una tuerca con freno visible desde el lado posterior.
Esto último permite que, en caso de su pérdida accidental durante la marcha, el
portabicis no se desprenda con un bache fuerte por la posición a favor de la gravedad que tiene el tornillo.
El
sistema antirrobo que os proponemos es especialmente conveniente a todos los que nos gusta
llevar siempre puesto el portabicis o, a lo sumo, lo retiramos sólo para un par de ocasiones especiales cada muchos meses.
1. Remachar los larguerosLa primera medida de seguridad consiste en
invertir el montaje de los tornillos ofreciendo a la cara visible la cabeza en vez de la tuerca y, al mismo tiempo, taladrar conjuntamente un orificio de 4.75 mm ø pasante a las dos piezas (ménsula y larguero).
Una vez unidas las piezas con un
remache de 4 x 14 mm, salvo que se remueva mediante un taladro provisto de broca HSS de 4 mm ø, nadie que lleve una llave
allen y una
inglesa para sujetar la tuerca podrá descolgar el
portabicis al descuido. Esto pone una primera dificultad importante.
2. Ocultar la tornilleríaOtra segunda precaución consiste en
evitar el acceso a la tuerca principal que hemos orientado hacia adentro de la ménsula y también a las dos sujeciones que solidarizan a esta última con la bisagra.
Para ello he
reutilizado las chapas de acero lacado de una fuente de alimentación
Fagor de 24 V
de las que se usan todavía en los armarios de amplificadores de antenas de las comunidades de vecinos. Estos días andan poniendo por aquí los receptores de televisión digital y lo tiraban todo a la basura.
Hay, como en este caso, piezas que parecen hechas a propósito para justo lo que necesitamos.
Con estas chapas fuertes, ligeramente adaptadas a estas
medidas (en
mm y teniendo en cuenta que la de la derecha tiene que ser simétrica),
podemos ocultar las partes vulnerables con sólo remacharlas (con dos de
4 x 10 mm) por la parte superior a los largueros para que no nos aflojen ninguno de los tres tornillos.
Nosotros, además, las hemos pintado en el color de la carrocería para que no destaquen.
3. Condenar provisionalmente las cabezas de los tornillos-claveSi
rellenamos con cualquier masilla bicomponente para soldadura en frío de metales
el alojamiento interior de las cabezas de los
tornillos principales,
también los de los
apoyos laterales inferiores,
y, finalmente, los del
apoyo central, bajo la placa de matrícula,
nadie podrá meter una llave
allen para aflojarlo con facilidad.
Cuando queramos
hacer reversibles los tres sistemas, sólo tendremos que anular los remaches con broca y vaciar con una fina los rellenos de masilla. Lo cual podemos hacer en el garaje con mucha tranquilidad. Los ladrones lo que buscan es rapidez y facilidad.
Así, fuera de un aparcamiento vigilado, se puede pasar con más tranquilidad una noche en un sitio que nos inspire menos confianza, o alejarnos durante más tiempo de donde hayamos estacionado con casi total despreocupación.
Saludos.
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