Muchas veces no sabemos ya
dónde meter un montón de pequeños objetos que tenemos por la furgo. ¿No os ha pasado nunca?
- Los fusibles
- Las lámparas de repuesto
- Las monedas para los peajes
- Las medicinas del botiquín
- Los tornillos
- Los pequeños objetos de cocina
- Las pilas de repuesto
- Los chicles
- Los resguardos de las compras con tarjetas
- Los azucarillos del café
- Las bujías
- Las cuchillas de afeitar...
Una solución es tenerlo todo revuelto, sin orden, y rebuscar
escarbando por los cajones y armarios cada vez que buscamos algo pequeño
que seguro que está ahí....
La otra es
aprender en dos minutos a hacerse con papel estas prácticas cajas que sirven para meter casi de todo.
No hace falta ser ningún lince de la papiroflexia, cualquiera puede hacerlo. Dice el refrán que
Hecho un cesto, hecho ciento. Así es que, en cuanto hagáis un par de ellas, tendréis
mono de hacer más y cada día os saldrán más perfectas. Luego vendrá la fase siguiente en que encontraréis nuevas cosas que colocar también en casa. Y al que tenga
pekes que se prepare a hacerlas de todos los colores para los lápices, las gomas, los sacapuntas, las ceras del cole...
Bueno: vamos al grano.
Sólo necesitamos un par de DIN A4 normales. Hombre, si son de 100 g/m
2, pues mejor, pero con el de 80 nos vale perfectamente.
Ya sabéis que la inmensa mayoría de las figuras que se pueden hacer con estas técnicas de
origami se basan en empezar con una hoja de
papel cuadrada. Y hacer un cuadrado con un DIN A4 es tan sencillo como doblar el lado corto sobre el largo en diagonal y cortar lo que sobra.
Como lo que vamos a hacer es
una caja con su tapa, pues la caja tiene que ser un poco más pequeña que la tapa, para que encaje correctamente. Por lo tanto, lo que necesitamos es un cuadrado sacado de un DIN A4 y otro cuadrado también sacado de un DIN A4, pero un poco más pequeño (lo recortamos con unas tijeras). Para los amantes de la exactitud, la hoja pequeña tiene que ser 13/14 (trece catorceavos) de la grande. Vamos, un centímetro más o menos más corto de lado.
Todo el proceso que se explica hay que hacerlo
dos veces, uno para la caja y otro para la tapa. Son exactamente iguales, sólo que con el papel un poco más pequeño.
Recordad que hay que
marcar bien los pliegues ayudándose de las uñas o de una plegadera de hueso que venden en las papelerías especializadas en artículos de encuadernación (nos vale también un abrecartas, el capuchón de un bolígrafo
Bic o algo parecido).
Si los pliegues no se marcan bien, se nos
dificultaría el montaje.
1. Pliegues previos que hay que hacer al papelDoblamos en diagonal la hoja
y a continuación deshacemos el pliegue.
Se hace igual en el sentido perpendicular
y también se deshace el pliegue.
Después tomamos uno de los vértices y lo doblamos hasta que coincida con el centro
para a continuación deshacerlo.
Y plegamos lo mismo, pero con las otras tres esquinas también
que al final también deshacemos.
Una vuelta más de tuerca: ahora plegamos los cuatro vértices, pero esta vez
sólo hasta la primera intersección de pliegues
Y luego, ¿lo adivináis?: pues los deshacemos.
A continuación, un poco más complejo: doblamos un vértice hasta la intersección que hemos visto antes, pero del ángulo opuesto,
y lo deshacemos.
Volvemos a hacer lo mismo con los otros tres vértices,
y, deshechos todos, nos quedaría así: una especie de
cuadrícula en diagonal.
Ahora
ponemos la hoja boca abajoy le hacemos un pliegue por la mitad, como si doblásemos una carta para meterla en un sobre.
Después lo deshacemos.
Volvemos a hacer esa doblez sencilla, pero en sentido perpendicular,
De forma que al deshacerla nos queda marcada una especie de
cruz.
Y,
ojo, volvemos
otra vez a poner la hoja
boca arriba, como la teníamos durante todos los pasos iniciales.
Y ya están terminadas todas las dobleces.
2. Montaje de la cajaAhora viene lo más espectacular. Simplemente tomamos un pegamento de barra (es el más práctico para esto) y lo aplicamos generosamente
sólo en los cuatro cuadrados del centro de la hoja.
Y pegamos dos esquinas opuestas, teniendo cuidado de no pringarnos los dedos con los dos espacios triangulares encolados que quedan todavía al descubierto.
Ahora simplemente tomamos,
aprovechándonos de los pliegues ya hechos, los dos primeros
lados de la caja y los conformamos hacia arriba.
Después,
presionando suavemente en las dos diagonales que nos aparecen marcadas en la parte inferior de la hoja vamos
formando el tercer lado como en esta secuencia hasta que posemos el vértice pegándolo junto a los dos que ya estaban adheridos.
Hacemos lo mismo con el cuarto vértice,
Y ya está hecha la caja. Sólo hace falta repetirlo todo con la segunda hoja y obtendremos
tapa y caja (izquierda y derecha).
Con una máquina de rotular es muy divertido señalar el contenido de cada una. Así las podremos tener a la vista y ordenadas
en cualquier lugar de la furgo o en casa.
Ya nunca más tendremos desorganizado el botiquín
o la caja de herramientas
o cualquier otra cosa que nos guste tener ordenada.
Eso es todo. Saludos y, si os animáis, ya veréis qué relajante y sencillo es.
src="http://pagead2.googlesyndication.com/pagead/show_ads.js">