Este reportaje, que me ha encargado publicar mi buen amigo Gato, está dedicado a Wave, que fué quien se lo solicitó.
Vamos a empezar viendo el exterior, antes de comenzar la excursión
Una vista de su precioso interior
Y ahora toca ya mancharlo.¡A trialear se ha dicho! Y no lo hace nada mal. Va sobrado de potencia y su reductora es suficiente para no forzar el motor y el embrague.
No tiene mucha altura libre al suelo; pero con pericia se sortean los obstáculos
A veces, hasta al piloto más formal le entran dudas de cambio. ¿no os ha pasado nunca?. Algunas tentaciones son más duras de superar que otras.
En el campo se rodea de buenos amigos. De cada casa el mejor, al menos para nosotros.
Después de una mañana dura hay que descansar, paciendo a sus anchas, junto a vacas veteranas y jóvenes ternerillas.
La zaga no se queda a la idem. Tiene un aspecto macizo.
Los nuevos, que no novatos, se juntan, para medir sus cuernos automovilisticos. El Grand Vitara y el Grand Cherokee. Un duelo de grandes titanes.
El copiloto de la máquina de pruebas posa orgulloso junto a la misma. ¡El equipo azul!
Entre amigos anda el juego. Parecen inseparables. Tienen las mismas aficiones. disfrutar de la naturaleza y de la compañía.
Fijémosnos en que también tiene maletero. No muy grande, ya que es el modelo corto; pero suficiente para llevar lo necesario en una excursión. Un Imperial del 97 y un Kgr. de percebes caben bien.
Hay que probarlo en el Dragón Khan, la famosa trialera cántabra.
Nos vamos ahora a la nieve a intentar sacarle los colores; pero ¡voilá!, nos saca los colores a todos, ya que con el control de tracción no nos deja salirnos de la trazada. Mucho más efectivo de lo que pensábamos.
Y había bastante nieve para probar. Salimos muy satisfechos, que no hartos.
Le pusimos junto a los mejores efectivos de los que disponiamos para compararlo hasta el extremo. Salió airoso.
Su primer rayón fué algo traumático, es como el primer fracaso amoroso, duele; pero se supera rápido. Lo curioso es que no fué una rama traidora la culpable, sino las feroces garras de un buitre al que tuvimos la fortuna de rescatar.
El Grand Vitara siempre sabe colocarse en el lugar adecuado para planificar las rutas. No está tan dotado como otros, de origen, para superar las adversidades del terreno, y eso hay que compensarlo con una buena planificación del camino a seguir y mucha pericia al volante para no dañar sobre todo los bajos.
Pese a todo también le gusta darse un baño de barro para dulcificar la piel de devorador de asfalto que a priori tiene.
Pese a ser conducido con mucha delicadeza y tacto, a veces hay que optar por salirse del camino preestablecido y romper barreras. ¡Que es un Suzuki, no un Lamborghini!
Un último esfuerzo, vamos a pasearnos por una trialera.¡Qué bien tracciona! y mira que las ruedas parecían poco apropiadas para el campo. El buen par motor ayuda lo suyo.
Hemos subido con mucho orgullo. Bajar es más sencillo. La reductora lo sujeta sin necesidad de frenar
Vamos a comparar con la competencia.
Un poco de envidia sana tomada con buen humor, algo que abunda en nuestras aventuras camperas.
Ya lo decía un antiguo proverbio, Grand Vitara = Gran amigo. El Grand Vitara de Gato es un gran coche; pero no le llega ni a la suela a su chófer. Juntos forman un gran equipo. El mayor inconveniente es lo fácil que se pueden dañar los bajos trialeando. Su aspecto deportivo de asfalto es una realidad en campo. Es bajo; pero con un buen motor y buenas cualidades dinámicas. El control de tracción en superficies deslizantes junto con la tracción total permanente, y el bloqueo central en el sorteo de obstáculos cumplen a la perfección.
Gato, espero haber estado a la altura. Wave, al que tú se lo dedicas, y los demás foreros serán jueces de nuestro humilde reportaje. ¡Nos vemos pronto¡
Yo se lo dedico a los amigos que han compartido contigo y conmigo los momentos vividos en estas fotos.
src="http://pagead2.googlesyndication.com/pagead/show_ads.js">