Está claro que la mayoría de las veces con llevar una sola cuña niveladora es suficiente, por lo menos para los supuestos que a nosotros se nos han presentado
las 300 últimas noches. Además, en el caso de esta
furgo, con mayor razón por el ajuste del eje longitudinal que permite la suspensión neumática. O sea, que casi siempre la empleamos para corregir la
escora transversal.
La solemos
tener a mano en la cara lateral de la caja del WC químico.
El problema surge, como nos ocurrió hace poco, cuando estás en un lugar estupendo (como la
furgoperfecta zona NE de la playa de Samil, en
Vigo), con sombra todo el día, espacio para elevar el techo, agua potable, mar, WC y chiringuito a treinta metros, césped habilitado para poner tu propio mobiliario de
pic-nic... en fin... todo menos una pediente del 4% que la suspensión no logra corregir.
Entonces la solución es la
doble cuña.
Como en nuestro maletero, como habréis deducido, ya no cabe un grano de arroz, pues revisando los bajos he encontrado, cerca de la rueda de repuesto, que hay una
bóveda del tamaño aproximado de una cuña en la esquina trasera del lado del conductor, justo donde está el
respiradero de la bombona de gas y el
aliviadero del aire acondicionado trasero. Desgraciadamente en el lado derecho de la
furgo no hay la misma ventaja para otra cuña porque la bóveda simétrica está ocupada por la última sección del tubo de escape.
Como resulta que una
cuña normal cabe más o menos por su lado ancho en uno de esos
tuppers estancos que están ahora tan de moda (
2 €),
algunos de los cuales tienen aproximadamente los 23 cm de ancho de la bóveda y más o menos los 15 del lado contrario que se necesitan para que entre bien, pues simplemente le retiramos las pestañas que molestan,
le hacemos
dos taladros por cada lado corto,
lo pintamos a
spray de un color similar a los bajos y,
con ayuda de cuatro
tornillos de rosca-chapa y cuatro
arandelas,
lo fijamos en otros tantos
orificios que hacemos en los travesaños.
Como
ser discretos lo único que puede hacernos es un beneficio (en Francia, por ejemplo,
se considera estar acampado ilegalmente el solo hecho de poner una cuña), pues nos viene muy bien pintar la pareja de un color oscuro.
Así no llamamos por un lado la atención de los que nos puedan denunciar, y por otro tampoco damos a entender con ese color tan llamativo que llevamos un accesorio fácilmente robable en los bajos.
Para poner o quitar la cuña en este alojamiento, por tanto, se apoya primeramente su
lado grueso en el
tupper.
Para retener el
lado fino de forma que
apenas se intuya bajo el paragolpes, empleamos un sistema, por ejemplo, como éste:
Una pequeña
escuadra de aluminio con un vástago roscado muy largo, que hacemos solidaria a una curiosa pletina que hay junto al sensor final izquierdo del
Parktronic con la forma exacta para meter un herraje entre sus dos láminas. Casualidades de la vida.
Todo lo apretamos interponiendo arandelas
Grower para evitar que se aflojen las tuercas.
Entonces no tenemos más que
elevar la cuña, a la que le hemos hecho un pequeño taladro,
e insertarla en el vástago.
A continuación, empleando una
tuerca carenada con pomo de plástico,
la
retenemos con unas cuantas vueltas. Así de fácil. Y queda muy fuerte.
Estando de pie junto a la
furgo, no se ve en absoluto el accesorio. Y si nos agachamos un poco en el lado izquierdo trasero, apenas se adivina la pequeña pestaña que asoma del lado fino de la cuña.
Es ideal este
brico para cuando la cuña está llena de barro y no queremos manchar el interior del coche. Se pasa uno por el autolavado y le damos un buen chorro junto con la carrocería.
Saludos.
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