Tal y como prometí (aunque casi un mes después de realizarlo) envío una "breve" crónica del viaje realizado con el ánimo de corresponder a la información aportada por los miembros del foro (gracias Pedro Calero, Viper y Xavi-Ps10 y a todos) y por si la información contenida en esta crónica pudiera algún día servir a alguien. Ya aviso que debido a las características del viaje (con niños, de camping y acortado en su duración por las condiciones meteorológicas) no aporta grandes informaciones; si acaso opiniones y valoraciones personales que pueden o no ser compartidas (tal vez las más interesantes puedan ser los datos prácticos sobre camping para aquellos que hagan usos de los mismos). Empiezo ya.
Primer día.
Abandonamos Valencia con una lluvia que nos acompaña hasta que, tras subir el portillo de Buñol, llegamos al altiplano de Requena-Utiel (o de Utiel-Requena, para no herir susceptibilidades). La idea es seguir la que algún día será autovía Valencia-Badajoz A-43 a la que todavía le faltan algunos tramos, prácticamente acabados, en entrar en servicio y otros todavía por ejecutar.
Paramos a comer en Manzanares (CR), ciudad situada en la intersección de la A-43 con la A-4, concretamente en el Parque del Polígono, donde tenemos este recibimiento por parte de los habitantes del mismo:
(además como hay columpios en buen estado, los niños encantados)
Seguimos ruta y tras pasar Ciudad Real, ya sin autovía, seguimos por la N-430, y pasamos por las dos zonas más bonitas de este primer día de ruta, el tramo junto al Guadiana entre Luciana y Puebla de Don Rodrigo, y nuestro primer contacto con los paisajes de dehesas al entrar en la provincia de Badajoz por la Siberia Extremeña. Ambos paisajes invitan a parar la furgo y dar un paseo (cosa que no hicimos, porque aunque los niños aguantaban muy bien el viaje, no era cuestión de forzar: nuestro objetivo era llegar a un camping, que no abundan en esta zona).
Llegamos al camping Puerto Peña, situado muy cercano a la misma N-430, bajo un puente de la misma (interesante obra de ingeniería, cuya estructura de cerchas tridimensionales se ve muy bien desde el camping), y a los pies de unos bonitos farallones rocosos que a esa hora (sobre las 18:00) son sobrevolados por multitud de aves rapaces. De hecho a las puertas del camping hay un local de información sobre rapaces. Interesante.
El camping....justito pero suficiente (lo peor el suelo de tierra que con el entrar y salir a la furgoneta nos dejó su interior un tanto polvoriento). Bastante lleno de personas que utilizan la caravana y las tiendas no para viajar sino para establecerse en una parcela de camping que convierten en su auténtica segunda residencia, “marcando” su territorio con cercados, barbacoas, tendederos, música ambiental (a volumen a veces discreto y a veces no), creando vecinos ya conocidos de una temporada tras otra, con sus amistades y enemistades manifiestas, etc. En cualquier caso nos sirvió bien para lo que lo utilizamos nosotros (pasar una noche y salir a la mañana siguiente).
Segundo día.
Nos cuesta arrancar –estamos de vacaciones- y finalmente salimos del camping sobre las 11:00, hacia el norte, dirección Guadalupe, bordeando en un primer momento el embalse de García de Sola (¿quién sería este señor?) y dejando atrás la Siberia Extremeña, casi sin haberla conocido y con la sensación de que vale la pena volver algún día a conocerla de verdad.
Entramos a Guadalupe por la entrada norte. Después nos daríamos cuenta de que es mejor entrar por la entrada oeste, porque tiene mejores vistas del conjunto y porque hay un amplio aparcamiento, que tal vez valga para pernocta, en él vimos algunas furgos.
Comimos de bocadillo junto a la entrada de la hospedería del monasterio, aunque luego descubrimos un parque mejor, bajo el nuevo edificio del ayuntamiento, con columpios y vistas sobre el monasterio “diferentes”.
Vista convencional:
Vista diferente:
En Guadalupe vemos la plaza, la iglesia del monasterio, paseito por el pueblo y dejamos para mejor ocasión la visita, guiada, al monasterio, patrimonio de la humanidad, que seguro vale la pena, pero niños de dos años y visitas guiadas de alrededor de una hora son términos poco compatibles.
Nuestra intención es ir hacia Trujillo, pero al no tener localizado camping en esa zona, bajamos hasta Mérida, de nuevo entre un paisaje adehesado, en el que vimos los únicos “pata negra” de todo el viaje (ganado porcino, se entiende). Ganado ovino, bovino y caprino sí se veía con mucha frecuencia.
Una anécdota: este trayecto entre Guadalupe y Mérida en línea recta pasa por Miajadas, junto a la A-5. Salvo que vaya uno a entrar en Miajadas (que tiene camping) no vale la pena atravesarlo, es mejor entrar antes en la autovía y bordearlo, porque la travesía de Miajadas está cuajada de unos incomodísimos badenes.
Llegamos al Camping Mérida, que nos resultó el más económico de todo el viaje (dos adultos, un niño, la furgo y conexión eléctrica 21’05 IVA inc), y además bastante recomendable: suelo de césped, y sensación de amplitud, al menos fuera de temporada, cuando apenas seríamos 25-30 vehículos acampados. En este camping me di cuenta de cómo el fenómeno “camper” va ganando adeptos: de esos 25-30 vehículos 5 ó 6 eran campers (sin contar una pareja de ingleses entrados en la sesentena que viajaban con un monovolumen y ya está).
Tercer día.
Nos levantamos marcando 2ºC de temperatura en el exterior de la furgo. El mismo cielo despejado que hizo enfriar la noche nos daría temperaturas de 28ºC en las horas de más sol.
Dedicamos el día a Mérida, que vale la pena sobre todo, por las ruinas romanas, pero no sólo por ellas (me pareció muy curioso el aljibe de la alcazaba). A destacar también los puentes sobre el Guadiana (el viejo y el nuevo) y el acueducto de los Milagros, que yo recordaba de un viaje anterior de hace casi (o sin casi) veinte años como en medio de un descampado y ahora está en medio de un magnífico parque.
Además estaba coronado por multitud de nidos de cigüeñas, aves que en nuestra Valencia de origen no se ven y que, por tanto nos llaman mucho la atención.
Para los aficionados a la arquitectura contemporánea está el edificio de Rafael Moneo, muy recomendable, que conocía de cuando estudiaba en la Universidad (tuvimos que hacer un trabajo sobre él) y que visto de nuevo me llamó la atención el mal resultado que ha dado el ladrillo cara vista utilizado (había piezas totalmente disgregadas).
Salimos de Mérida hacia el Norte, hasta Cáceres, donde en los mapas aparece el símbolo de camping, pero que en mi desfasada guía del 2003 no aparecen (tendré que renovarla ya o dedicarle más tiempo a buscar en Internet antes de salir de viaje). Nos cuesta encontrarlo, sobre todo porque la indicación de camping existente en el Mapa Oficial de Carreteras del 2007 está situada en un sitio donde no hay camping, y si se busca donde no está, no es posible encontrarlo, pero al final damos con el camping municipal de Cáceres, situado junto al campo de fútbol al oeste de la ciudad y con dos características que lo hacen muy recomendable: tiene conexión con autobús público cada media hora con el centro de Cáceres, lo que permite visitar la ciudad sin tener que mover la furgo y además las parcelas tienen aseos propios. En vez de haber un gran edificios de aseos para todas las parcelas, cada parcela posee un pequeño recinto con inodoro, lavabo y ducha integrada en el pavimento de uso exclusivo. Para los que tenemos que duchar a niños va muy, muy bien.
Cuarto día.
Hasta aquí llegó el buen tiempo. Un frente de nubes y lluvia que barrió toda la península de oeste a este empezó a tocarnos las narices.
Nos dio tiempo a visitar el casco antiguo de Cáceres por la mañana aún sin lluvia y después de comer ya lloviendo de forma intermitente. El casco antiguo, también patrimonio de la humanidad, nos gustó, pero...., bien por el día, laborable, bien por el uso de los edificios principales, o por lo que sea, parecía bastante muerto, era un poco un decorado sin vida. Hay pocas viviendas en uso, prácticamente ningún comercio (más allá de algún hotel o restaurante). Quitando algún grupo de turistas no había nadie por allí, lo cual permite hacer fotos sin que nadie se ponga por en medio, pero le quita sabor. No se si de noche se convierte en zona de copas o ni siquiera eso (tampoco tuvimos ocasión de comprobarlo, no era el viaje adecuado para ello). Entiendo que es difícil encontrar el equilibrio entre mantener el uso y mantener la historia, ¡qué se le va a hacer!
Esa noche repetimos alojamiento en el camping municipal (no habíamos movido la furgo aprovechando el servicio público de autobús).
Quinto día.
Salimos de Cáceres hacia Trujillo ya con el cielo gris y lluvias frecuentes.
Visitamos Trujillo con el chubasquero puesto, y pese a ello acabamos bastante mojados (moraleja: si el chubasquero no protege del agua ...¿para qué quieres un chubasquero?).
Comemos de bocadillo en unos soportales de los que una señora “amablemente” nos invita a largarnos “de su casa”. En estas condiciones, y tras consultar en internet (a través del móvil) las previsiones meteorológicas de todas las provincias de alrededor (Salamanca, Badajoz, Córdoba, Toledo,...) y viendo que todas son bastante malas decidimos emprender el regreso a casa, dejando todo el norte de Cáceres (la Vera, el Jerte y demás) para otra ocasión. Pero antes y aunque sea sin salir del coche porque sigue lloviendo atravesamos el parque natural de Monfragüe en sentido sur-norte, haciendo una única foto frente al Salto del Gitano y apuntándolo en la lista de sitios para volver.
Decidimos hacer noche de camino en Toledo, confiando en que aún mejorara el tiempo y poder ver algo de Toledo al día siguiente.
Paramos en el Camping El Greco, el más caro de los visitados este viaje (33 euros), pero con una bonita ubicación junto al Tajo y con vistas de Toledo, y con servicio público de autobús cada hora hasta la ciudad.
Sexto y último día.
Dado que sigue lloviendo renunciamos a visitar Toledo y retomamos el retorno a casa parando a comer en un mirador sobre el bonito pueblo de Alarcón (CU), con una ubicación espectacular, sobre el río Júcar.
Dos conclusiones:
- Extremadura vale la pena. Volveremos.
- Niños, campers y lluvia son un trinomio imposible. ¿Nos pasaremos a algo más grande, sea furgo gran volumen o AC directamente?