A finales de los años 60 los militares británicos requirieron a la firma Land Rover, su tradicional y principal proveedor de vehículos ligeros, el desarrollo de un producto específico. Las continuas mejoras en el armamento hacían que fuera necesario un 4x4 más potente y con mayor capacidad de carga que los 109 de la época, especialmente para arrastrar el nuevo cañón de 105 mm. Francisco Díaz
Los técnicos de la firma de Solihull se pusieron manos a la obra y decidieron desarrollar un vehículo totalmente nuevo. Para motorizarlo recurrieron al motor más potente de la firma, el V8 de origen norteamericano, que tras equipar a la gama más alta de turismos de la firma había sido adoptado también por el novísimo -por aquel entonces- Range Rover. De este último modelo tomaron también el chasis y el sistema de tracción permanente a las cuatro ruedas, con bloqueo del diferencial central, el cambio de cuatro relaciones y la reductora, mientras que para la suspensión se desestimaron los muelles del Range, y se optó por un más robusto, aunque también incómodo, sistema tradicional de ballestas, situadas por encima del eje para ganar distancia libre al suelo.
Para un mejor aprovechamiento de la longitud disponible se decidió que el nuevo modelo contara con una configuración de cabina adelantada, mientras que para la carrocería, realizada en gran medida a base de aluminio -algo habitual en la marca británica- se aprovecharon buena parte de componentes de otros modelos de la firma. La línea resultante no podía ser más sencilla, con formas totalmente planas para facilitar tanto su fabricación como su posible reparación.
Siguiendo la tradición de la firma el nuevo modelo fue bautizado con su distancia entre ejes en pulgadas, 101, seguido de las siglas “FC” es decir, “forward control”, o cabina adelantada.
El desarrollo del 101 se prolongó durante un buen número de años. Si en 1970 ya existía un primitivo prototipo, en 1972 se construyó una pequeña preserie. En aquel año la firma organizó un viaje a África con cuatro de estas unidades para realizar un largo ensayo en condiciones adversas. Dos de estos vehículos iban equipados con un remolque con tracción, proporcionada a través de la toma de fuerza trasera del vehículo, que les convertía en una especie de 6x6, aunque esta solución sería finalmente desestimada. En el transcurso de esta prueba, realizaron un total de 12.000 kilómetros por África que sirvieron para obtener muchas conclusiones que luego se tradujeron en mejoras sobre el diseño original.
Finalmente, en 1975, se inició la producción en serie, que se mantendría hasta principios de 1978 con tan sólo 2.624 unidades producidas, en su mayor parte destinadas al ejército británico. Sin embargo, aproximadamente un 40 % de toda la producción contaba con volante a la izquierda, ya que su destino eran las unidades británicas con base en otros países como Alemania. Entre las versiones fabricadas la mayoría fueron del modelo estándar, es decir, con techo de lona, parte superior de las puertas desmontable y parabrisas abatible con vistas a facilitar su transporte en distintos tipos de medios aerotransportados. También se produjo una versión radio o puesto de mando, con carrocería metálica cerrada. Por último, el 101 también sirvió de base para una ambulancia, producida por el carrocero Marshalls, de Cambridge, con capacidad para cuatro camillas o dos camillas y cuatro heridos sentados.
Precisamente una de estas ambulancias es nuestra protagonista en esta ocasión, ya que ha sido importada a nuestro país para aumentar la ya extensa colección de Land Rover de Nacho Moya, -más conocido como “Marmorange”- un entusiasta de la firma británica miembro del Club Land Rover TT. Lógicamente se trata de un modelo prácticamente inédito en nuestro país, y sólo tenemos constancia de otra unidad, en este caso en versión radio, propiedad del concesionario valenciano Imperauto.
El aspecto del 101 FC es impresionante. No puede decirse que sea un vehículo especialmente “bonito”, pero es indudable que su estampa, decorada con la pintura en tres tonos de camuflaje OTAN, no puede dejar indiferente a ningún buen aficionado a los 4x4.
Dinámicamente el 101 se beneficia de las excelentes cualidades para el todo terreno del modelo del que deriva, el ya mítico Range Rover. Cuenta con tracción a las cuatro ruedas permanente, con bloqueo del diferencial central y reductora. El motor es el conocido V8 de 3,5 litros y alimentación todavía por medio de carburador, con una potencia máxima de 132 CV, suficientes para mover los casi 2.500 kg que pesa en vacío este monstruo, a pesar de la utilización masiva del aluminio para su carrocería. La altura libre al suelo de casi 25 cm, los buenos ángulos de ataque y salida y una capacidad de tracción sobresaliente hacen de este 101 un buen compañero de viaje para las más arriesgadas travesías, contando tan sólo con la limitación de su elevado consumo -cuenta con una instalación de GPL que permite funcionar al motor con gas, una alternativa a la cara gasolina en muchos países europeos pese a que en nuestro país sólo sea utilizada por algunos taxistas- sin olvidar el también elevado centro de gravedad y el volumen de la carrocería que complican el avance en zonas estrechas y reviradas.
El vehículo se encuentra actualmente tal y como ha llegado a nuestro país, aunque la idea de su propietario es la de convertirlo en autocaravana. Con tal objeto se elevará el techo para ganar espacio habitable, se le pintará y se le instalará un cabrestante, nuevos asientos, etc...
TODA ESTA INFORMACION ESTA SACADA DE LA REVISTA AUTO AVENTURA 4X4
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