Se echa bastante de menos en un vehículo bien equipado como la
Viano Marco Polo un opcional tan útil y tan seguro como la
luz roja de advertencia de apertura de puertas. Que por otra parte traen ya muchos modelos más
generalistas.
Complementado con este otro
brico donde se instala un juego de
catadióptricos en la arista inferior, puede convertir una cosa tan habitual como abrir apresuradamente una puerta en una maniobra perfectamente advertida por otros usuarios (bicicletas, otros coches…) en lugar de un susto mayúsculo, incluso en un
accidente.
1. Materiales necesarios:
En primer lugar, pedimos en el mostrador de recambios del concesionario dos unidades de la referencia
MA 126 820 13 01,
los económicos plafonieres (2.41 € cada uno en 2006, IVA incluido) denominados
Luz interior de bajada, que son los que las
Viano traen para iluminar el umbral de las puertas
para ver dónde se pisa al bajar.
Vienen sin lámpara, que hay, por tanto, que comprar aparte en cualquier comercio de electricidad del automóvil. Son las estándar
de 12 V 5 W
bicasquillo.
Estas piezas, como están pensadas para dar una luz clara apuntada hacia abajo, vienen en acabado
transparente. Por lo tanto, como nosotros las necesitamos rojas, hay que comprar también en cualquier tienda de manualidades o droguería de las de toda la vida (en las franquiciadas no suelen tener esas cosas) un frasquito de
laca para bombillas de este color: el
carmesí código
TITÁN número 606,
y darles un par de
manos con un pincel fino, de forma que queden como si las hubiésemos comprado originalmente rojas:
Para tender las conexiones eléctricas necesitamos también un metro de
cable bipolar paralelo con polaridad (50 cm para cada puerta). Nos puede servir el que se usa para
sonido de 1.5 mm
2 de sección.
Y también cuatro
terminales fast-on, dos
regletas de empalme y dos
bridas.
2. Elaboración:
El proceso, en realidad, no tiene mucha complicación porque se trata nada más que
derivar en paralelo la línea que alimenta el plafonier original, que sólo se enciende al abrir la puerta de conductor o acompañante, y tenderla por el guarnecido hueco de la puerta hasta su lomo vertical, que es precisamente la
cara que ofrecemos a otros conductores cuando abrimos de improviso.
En este
lomo,
y sabiendo ya que el
hueco que necesita nuestro componente
es exactamente un
rectángulo de 45 x 24.5 mm,
pues con un
rotulador indeleble marcamos uno igual sirviéndonos de una plantilla de esa medida hecha con cartulina.
Como el
corte tiene que ser muy preciso, utilizaremos una broca de tan sólo 1 mm de ø,
que cuidaremos de no partir con brusquedades, colocada en un
mandril pequeño (los normales suelen tolerar normalmente de 3 mm ø en adelante), como por ejemplo éste de un
árbol flexible de prolongación.
Con ella iremos
agujereando cada 2 mm toda la línea perimetral que hemos marcado,
terminando de hacer el
corte entre taladros moviendo la propia broca
al bies o empleando un
pelo de segueta movido con los dedos, hasta que podamos
retirar la pieza central.
Con una
lima de trama muy fina, repasaremos los bordes para que quede
calibrado exactamente a la medida que necesitamos.
Al cable que va a derivar la electricidad hacia nuestra nueva lámpara, le
pelaremos un extremo,
mientras que por el otro, también pelado, lo insertaremos, con ayuda de un
alicate engastador (como cuesta unos 30 €, si no se va a usar mucho, también podría valer un pelacables como el de más abajo, que cuesta sólo 4 ó 5 € y tiene una
punta de mordaza, aunque no queda tan bien rematado),
en los
terminales fast-on.
El cabo con conectores
fast-on nos sirve para el nuevo plafonier, al que ya le dejamos puesta su lámpara,
mientas que el pelado, una vez metido por el revestimiento,
lo ajustamos a una
regleta de empalme
en la que también meteremos,
respetando la polaridad, los hilos de la lámpara original, que, como se ve, no los
partimos, sino que sólo los
desnudamos centralmente,
para evitar que cualquier afloje inhabilite los dos sistemas a la vez.
Finalmente, habiendo
embridado los hilos entre sí formando un mazo, metemos la luz de bajada
en su hueco y la de apertura en el suyo. Si os fijáis en la segunda foto, se ve cómo
ambas luces se encienden a la vez al abrir la puerta (vemos dónde pisamos y otros ven que abrimos la puerta).
Por último, procedemos a hacer todo igual, pero en el
lado del acompañante.
Saludos.
Ver otros bricos >src="http://pagead2.googlesyndication.com/pagead/show_ads.js">