Ese aparato electrónico, y que me corrija otro si me equivoco, tiene casi al cien por cien la pinta de ser una
sonda de temperatura, es decir, el punto donde el cerebro de la
furgo toma nota de la temperatura del habitáculo.
Si te lees este otro
brico que colgué justo el otro día, verás que en el motor hay otra igual o muy similar para que el climatizador conozca la temperatura ambiente.
Por lo tanto, tendrás que buscar un agujero en algúna parte cercana de chapa de unos 15 mm ø aproximadamente, parecido a éste:
donde esa sonda va encajada por su parte de punta con un simple
click. Si no encuentras ese agujero, tampoco pasa nada porque simplemente es un termómetro que no importa si está unos centímetros más arriba o abajo de donde ahora lo tengas colgando.
¡Ah! Y muchas gracias indirectamente, porque acabas de descubrirle a todo el mundo dónde está la sonda de temperatura del habitáculo, aunque haya sido por casualidad. Al fin y al cabo a
Alfred Nobel le cayó por error una noche un poco de nitroglicerina sobre un poco de sílice en polvo y cuando lo vió se dio cuenta de que aquella pasta que se había formado era
manejable, se podía mover y golpear y no era tan inestable como la nitroglicerina líquida (quién no la ha visto en frascos entre algodones en las películas del Oeste).
El tío acababa de
descubrir la dinamita por casualidad. Y de paso hizo una fortuna que luego dio origen a la millonada que cobran todos los que reciben cada año el premio internacional que lleva su nombre.
Suerte en encontrar la
fijación y buen viaje. Y si no la encuentras, la embridas y listo, que no pasa nada.