Son las 7:30 y sigue soplando mucho el viento. Ya estoy harto de intentar dormir, no hay manera. Me voy a levantar y voy a aprovechar para ver amanecer.
Salgo tienda, ya hay luz. Se ve todo un poco gris. Veo que la gente ha dejado muchas cosas fuera, malo con tanto viento, esperemos que no haya volado nada importante.
Tengo que plantar pino. Todo despejado, no hay sitio bueno. Voy hasta cauce seco oued, 1 m profundidad, me sirve. Paredes curvadas, cuando planto pino resbala por borde, se redondea y baja como croqueta, casi me da en los pies ¡Que asco!
Odio, odio, odio cagar de campo
Recorro campamento y alrededores. Me dedico a curiosear el terreno y pequeña playa. Encuentro piedra con interior lleno cristalitos, geoda. Encuentro otra mas pequeñita.
El borde de playa esta agrietado y parece yeso. Mientras observo un trozo se desprende y cae al lago, erosión en acción.
Hay huellas diversos animales en borde playa, hemos tenido muchas visitas esa noche. Algunas parecen de cánido, otras quizá ovejas, otras no tengo ni idea, son bastante grandes.
El viento afloja algo. Amanecer es bonito en el lago, cumbres de la colinas iluminadas mientras lago aún en penumbra hace bonito contraste.
Mientras estoy fotografiando los alrededores se acerca un chaval. Se sienta cerca de mi coche con la capucha puesta, parece jedi meditando. Saludo y ofrezco una magdalena de chocolate para desayunar, a esa hora hace una jalufa que no veas.
Se va desperezando la gente. Cada uno cuenta su noche. Los que duermen en coche bien, solo despertaron ocasionalmente al moverse los coches. Los reyes de la acampada.
Los de tiendas Quechua no fijaron los vientos, mala decisión. Con vendaval el techo se plegaba y les daba en la cara. En la de Emilio y Malena incluso entraba tierra que les caia en cara.
Como hace mucho viento decidimos que no desayunaremos allí. Comenzamos a recoger campamento. Entretanto se acercan un montón de chavales y se distribuyen entre los coches. Algunos van con la cara tapada.
Mi tienda difícil de plegar con el viento, Gus y yo tenemos que hacerlo con cuidado para que no rache tela.
Arrancamos. A Enrique se le montan los chavales en el coche, tiene que maniobrar con sumo cuidado para no atropellar a nadie.
Vamos hacia pista, el viento levanta paredes de tierra tan altas como un edificio en las colinas cercanas. Rodeamos el lago y al llegar a extremo opuesto hacemos alto para observar. Hermoso sitio, joya azul turquesa engarzada en tierra quemada. Recordaremos esta acampada mucho tiempo.
Atravesamos páramo hasta lago Tislit. Vemos algún tornado. Una tormenta de tierra se dirige hacia nosotros, subimos ventanillas.
Cuando nos alcanza la visibilidad se reduce a cero y montones de piedrecitas azotan los coches. Nos detenemos y esperamos a que la pared de tierra pase de largo.
Seguimos, vemos TT a lo lejos. Es Landcruiser de la francesa. Al pasar nos saluda ¡Bien! Seguro que ayer el catering le trajo una buena cena y está contenta
Vemos más coches, una expedición de 3 italianos. Saludan amablemente, pero no se apartan ni un milímetro y nos obligan a echarnos a los lados en la pista. No se que come la gente por estas tierras, pero les sienta muy mal.
Llegamos a lago, está hermoso, azul cobalto intenso contrasta con colinas claras. Nos dirigimos a margen con árboles.
De nada sirve, hace muchísimo viento, pero hambre aprieta. Hacemos capuchino y comemos galletas. En cuanto acabamos arrancamos de nuevo. Rodeamos lago, vemos alberque junto a carretera.
Llegamos a asfalto. Comenzamos ascensión puerto montaña. Aunque ya son las 12:00 rodamos tranquilos, hoy podemos ir con tranquilidad, etapa más relajada, nos esperan cosas más fáciles. La de ayer 115 Km.
Puerto elevado, vistas tremendas, paramos a observar. Montañas plegadas hasta lo imposible, regato sobre lecho de roca descarnada, acantilado junto a mirador, da algo de vertigo, viento sopla y te hace tambalear cuando te asomas a borde. Monumento conmemorando la construcción de la pista.
Descendemos puerto, carretera bonita, mucha curva. Vemos paredes de roca con vetas que parecen venas.
Paisaje se suaviza, menos abrupto. Pasamos junto a ancho oued con bastante agua para lo que hemos visto hasta ahora. Hay casa en otra orilla encaramada a una pequeña colina con extraña cueva debajo. Un cable extendido entre las dos orillas permite llevar carga de un lado a otro.
En un pueblo cerca de Tisi n’Isly hay oued con puente. Pero es el pueblo mas cuatrero del mundo, monton de tierra y carteles te indican que vadees oued n’ Ouants ¡Encantados!
Arhbala, población grande, casas adosadas pintadas, muy animado, tiene buen ambiente.
Gasolinera en entrada, repostamos, 270 km sin combustible, bastantes en 4x4. Llenamos bidones agua, compramos cocacolas ¡Y Mirindas! Las latas son de 25 cl y alargadas.
Nos encontramos curioso pueblo en una ladera, Sidi Yahya Ou Saad, y al poco atravesamos una barrera en la carretera con unos policías al lado. Los carteles ponen que son ¡Barreras para la nieve!
Seguimos avanzando por paisaje suave, con vegetación. Pasamos junto a lago Ismig, pero difícil superar Tislit e Isli. A lo lejos observamos un tornado muy grande, como un edificio de alto. Las nubes hacen su aparicion, hasta ahora ausentes del cielo.
En recta larga vemos venir un camión cargado hasta los topes con chatarra. De repente el viento hace que un techo de coche recortado que iba en caja del camión salga disparado y caiga en carretera. Mercedes que llevamos delante frena y no consigue parar
Impacta contra el techo, pierde el control y se sale de la carretera. Los coches que ibamos detrás nos detenemos. Del coche sale el conductor, ni él ni los ocupantes han sufrido daños. El camión ni se ha parado.
Seguimos camino y dejamos asfalto en Aghbalou. Rodamos unos km por unas tierras que comienzan a volverse rojizas y comienzan a aparecer bosques de cedros, primero pequeños. El terreno vuelve a plegarse, aparecen colinas de tamaño medio.
Hace bastante calor y ya es hora de comer. Paramos en medio de unos arboles altos, hay buena sombra. Al aparcar coches Gus se olvida de baca y la encaja en las ramas del arbol, es que le gusta hacernos reir.
Con tanto calor decidimos comer ensalada de pasta. Eso sí, con crema de vinagre de Modena ¡Hay que mantener el nivel de las Papancias!
A la hora del café nos damos cuenta que acabamos azucar. Enrique da solución, se le rompio un paquete en una balda y todavía no la limpió. La inclinamos y rapiñamos lo que podemos del fondo.
Recogemos pronto, no queremos que nos de sopor. Camino va bajando hacia fondo valle boscoso del oued Srou. Después ascendemos hacia Kerrouchene, antigua colonia vacaciones francesa, ahora algo arruinada. Tiene bordj curioso, con torreones cuadrados dominando la colina en la que esta el pueblo.
Pista nos vuelve a meter en bosque. Poco a poco se hace mas denso, arboles mas altos. Cedros comienzan a ser mayoria entre los arboles. Bonito paseo, relajante. Bosque bonito, magnificos sitios de acampada.
Llegamos a zona despejada con hierba en meseta de Ait Moussa. Cedros al fondo de 40 metros. Paramos a hacer fotos con los coches debajo de arboles, parecen juguetes en un parque infantil.
Ya son casi las 8, decidimos que cuando podamos saldremos a asfalto. Hoy queremos descansar y llegar a hotel temprano.
Continuamos camino en bosque, totalmente silencioso. Encontramos pista de grava con algo de brea, teóricamente carretera nueva Itzer-Khenifra. Desconectamos tracción y continuamos. Camino desciende.
Asfalto a tramos roto, no podemos avanzar rápido. No importa, bosque hermoso. Encontramos cedro enorme atravesado en carretera. Han hecho paso en el centro cortando el arbol.
Asfalto cada vez peor y finalmente desaparece. Derrumbe a un lado, todo el terreno es arcilla. Llegamos a fondo, hay puente desvencijado que salva oued Srou. Camino vuelve a ascender.
Giro a derecha, asfalto desaparece. Pista relativamente pequeña, mas lenta.
Bosque chulo, muy denso. Pasamos junto a algunas aldeas, muchas situadas en dorsales de arcilla, ubicación precaria. Encontramos escuela en mitad de la nada.
Se va haciendo de noche. Según mapa pronto llegaremos a cruce con pista mas importante. Al llegar a pista idéntica a la que vinimos, seguimos avanzando lento. Ademas como es revirada hay que esperar por Enrique, que no puede ir rapido debido a amortiguador.
En una curva el paisaje se abre, a derecha el terreno baja. Al fondo vemos sembrados, les han prendido fuego y están ardiendo por multitud de puntos. En ese momento se nos une un Grand Cherokee francés con tienda de techo, va en la cola del grupo.
Llegamos a asfalto ¡Menos mal! Ya es casi noche y aún nos queda mucho por recorrer.
Grand Cherokee nos adelanta y a los 500 metros se vuelve a meter en bosque a toda leche. Va siguiendo una ruta que teníamos previsto hacer.
Carretera pequeña y muy sinuosa, conducción divertida. Pasamos por pueblos, algunos con lámparas de gas situadas en la entrada.
Llegamos a cruce con carretera nacional bastante decente ya totalmente de noche. Mucho tráfico y como siempre raya divisoria inexistente. Tenemos que circular permanentemente en alerta, sobre todo al cruzarte con un camión. Y si lleva chatarra, mucho más
Continuamos hacia Azrou, ciudad pequeña en el Medio Atlas. Dejamos carretera principal y bajamos a ciudad. Está bastante bien ¡Con aceras y todo! Encontramos el hotel, en zona alta a la entrada.
Es bastante digno, con aspecto de hotel alpino. Tiene parking, pero se me adelanta Enrique y pregunta si puede aparcar. Le indican sitio y deja coche.
No tenemos sitio para el resto, le pido a Enrique que coja llaves habitaciones mientras buscamos aparcamiento fuera. Recojo trastos a la vista, no vaya a ser. Maleta a rodar y para el hotel.
Enrique todavía no pidió llaves, toca entenderme con el encargado. Habla francés, me apaño como puedo. Quedamos todos en media hora en la entrada.
Subimos a habitaciones, son dignas. Gus y yo ducha rápida, buscamos ropa medianamente limpia ¡Hoy cenamos en la civilización!
Bajamos a entrada. Calles llenas de árboles, entorno agradable. Bar cercano música árabe, da ambientillo. Enrique se retrasa una hora, nos da tiempo a escuchar todo repertorio bar y hasta se pone a llover algo. Aprovecho para aparcar coche en hueco que deja un cliente.
Bajamos a centro ciudad, ambiente relajado, bastante gente. Pasamos por discoteca al aire libre, incluso hacen de comer.
Llegamos a centro, muchas tiendas, salones de té, nos sorprende tanta gente, son las 23:30. Buscamos sitio donde cenar.
Encontramos puestos callejeros de comida. Enrique dice que no, tiene miedo a cagalera, probamos restaurantes cercanos.
Son similares a puestos callejeros pero con local cubierto dentro. Dudas de cual elegir, finalmente Emilio resuelve con pericia marinera: vamos al que mas gente local haya.
Hace buena noche, nos sentamos en la terraza con arboles y plantas alrededor. Hay que elegir comida. Después de una sesión de gestos con el camarero deducimos qué platos hay disponibles.
Casi todos elegimos una ensalada de primero y una parrillada de carne a la brasa, que tiene carne picada, chuletillas de cordero y pinchos morunos, que están expuestos en una fresquera naturalmente sin refrigerar ¡Quien ha dicho miedo habiendo hospitales! Pero un momento, aquí no hay hospitales...
Enrique y Teté no se atreven y optan por comer pollo asado. Tambien tiene buena pinta.
Nos sentamos y pedimos cerveza ¡Y dicen que sí! Ay amigo, esta si que ha sido buena elección.
Mientras van poniendo mesa observamos entorno, gente paseando, terraza salon te cercano llena. Observamos las vasijas de barro en donde hacen tajine, que tienen preparadas con otro recipiente debajo con brasas.
Se toman con calma eso de hacer la cena. Mientras esperamos llega la bebida. La cerveza la traen envuelta en papel de estraza, como si estuviésemos en EEUU, nos hace mucha gracia.
Traen la ensalada, aspecto magnífico. Son platos en los que cada cuarto es una cosa diferente. Un cuarto es berenjena, otro tomate, otro patata cocida especiada, otro es lechuga y en medio arroz cocido, todo ello regado con una salsa de yogurt que le da un aspecto tan peligroso como apetitoso.
No dudamos ni un instante ¡A comer! La ensalada está buenísima, muy fresca, y la salsa es muy suave. Enrique mira con ojitos de cordero, el pobrecito tiene que luchar contra sí mismo, pero los recuerdos de la Al Ahjalufa 2005 son muy fuertes y no prueba la ensalada.
En frente a nosotros hay un parque, y un chico ataviado con un chaleco reflectante no para de subir y bajar como controlando los coches aparcados. Al rato se acerca una furgoneta de la policía que pone “Securitè Nationale” y el chaval se dirige hacia ella.
Terminamos la ensalada y la cerveza. Pedimos más pero nos señalan la furgoneta y nos explican como pueden que son la “Policía turística”. Vamos, que están allí por que suponemos una amenaza para la seguridad ¡Que gracia, pues es cierto! Como nos dejen esa noche les acabamos las existencias de cerveza, con el calorcito que hace.
Nos traen la carne ¡Madre del Amor Hermoso! Pero menudos platos que traen. La carne casi no cabe en ellos, los pinchos se salen por los lados y están colocados encima del resto de la carne por que no hay más sitio. El pollo también tiene muy buena pinta, acompañado por una montaña de patatas sobre un lecho de arroz.
Pasamos la siguiente media hora atacando sin piedad a los platos. Es de todas formas una batalla perdida, por que con una gran picaresca nos han traído comida como para tres personas más, a sabiendas de que no nos vamos a poner a discutir una vez ponen la comida encima de la mesa. Está muy buena, con ese sabor que le da el hacer la comida a la brasa.
Mientras comemos se nos acercan unos mimosos gatos callejeros. Uno de ellos me elige como objetivo y no me puedo resistir, le doy de comer y entonces el gato decide que soy su mejor amigo.
Una vez satisfechos nos levantamos y pagamos la cuenta. 12 euroleiros por cabeza, un poco caro pero dada la cantidad de comida que pusieron es relativamente comprensible.
Nos acercamos hasta el salon de té que está todavía abierto. Mientras cenábamos la cantidad de gente en la calle se redujo considerablemente. Pedimos té con menta para todos, a ver si nos ayuda a hacer la digestión.
Mientras tomamos el té intentando no escaldarnos observamos la vida pasar, la gente, los coches, motos, chirimbolos rodantes diversos. Poco a poco se va apagando la calle, y decidimos subir al hotel.
Al pasar por la discoteca todavía queda alguna gente. Gus propone parar, pero le explicamos que no discoteca como España. No chicas, no copas. Decide venir a dormir, mas provechoso.
Camino de vuelta agradable, todo tranquilo entre árboles. Convenimos quedar temprano, pero Enrique se resiste, ya veremos mañana.
De cabeza a la cama, tengo sueño acumulado. Hoy voy a soñar con chuletillas de cordero gigantes, pero que buenas estaban, ñam, arghfs, zzzz, zzzzzz,........