Apuntes de un viaje a Argelia

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Supongo que quereis ver fotos. En aquella época hacíamos casi siempre diapositivas y muy pocas fotos. Pero para una muestra llega. (Me acabo de dar cuenta que mi hijo de doce años ya era tan alto como yo). La pena es que mi escanner no gestiona diapositivas. (Me parece que me tendré que pedir uno en una página que yo me se...eh, Noega...la jefa...?)









Vista de la llegada a Taghit

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5 - 24 DE DICIEMBRE (fragmentos)


Llaman a la puerta de la habitación, abro pensando que son mis hijos que han dormido en la habitación de al lado, y me encuentro a una mujer bereber vestida con ropas de mil colores. Me quedo tan sorprendida que no reacciono. Nos miramos mútuamente unos segundos sin decir nada y, de repente, suelta una retahíla de palabras no sé si en árabe o  en bereber, a lo que respondo que sí y cierro la puerta. Oigo que hace lo msmo en la habitación de al lado, a la otra... y llego a la conclusión que despierta a todo el mundo:hora de  desayunar.
El desyuno es al estilo europeo: mantequilla, mermelada, tostaditas...pero la leche...¡Es de camella! Yo, que me pasé los días anteriores al viaje explicando a mis hijos que todo sería muy diferente, que si no les gustaba la comida se tendrían que esforzar...pues aqui me encuentro ahora, delante de una taza llenísima de leche de camella. Me la voy mirando, pienso que no puedo dar mal ejemplo pero...¡no sé por donde empezar!!

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5.1 Buscando el camino de Marhouma

Marhouma es un oasis muy pequeñito cerca del cual hay un asentamiento prehistórico con grabados rupestres. Aún se pueden encontrar puntas de flecha entre la arena. Mi marido había estado ya allí antes y yo lo había visto en fotografías. Me encantaría verlo pero no estaba previsto ir y no disponemos de mapa de esta zona.

El hecho de que está tan cerca me hace insistir  en ir. Ni está señalizado ni hay carretera. Hay que ir buscando el camino entre las dunas esquivándolas.
Saliendo de Benni-Abbés el paisaje ya no tiene nada que ver con el que hemos encontrado hasta ahora: ni carretera, ni señales, ni carteles...solo una planície dura de color amarillo con miles de marcas de neumáticos que van en todas direcciones. Se trata de marcar el rumbo que convenga y seguirlo.
Mi marido finalmente acepta el reto de ir hacia el oasis. Recuerda que en aquella dirección había un vehículo quemado y piensa, que si lo encuentra, sabrá orientarse pero hacemos  unas cuántas vueltas y...ni rastro. Se sube al techo de nuestro coche para tener más campo visual, y con los prismáticos intenta encontrar alguna referencia. Le parece que ya lo tiene y...probamos.
Yo no las tengo todas, me da un poco de miedo pero...A partir de este momento iré jugando siempre con esta dualidad en mi interior a la hora de pasar por algunos sitios: por un lado  una especie de gusanito en el estómago -que en realidad es miedo a lo desconocido-, y por el otro unas ganas locas de hacerlo.
Esta llanura se acaba en seco, queda rota de repente y hay que bajar por una pendiente de arena blanda donde el coche se inclina y se hunde   bastante. Una vez abajo el panorama cambia radicalmente. Vamos rodeados de dunas y de vez en cuando hay que pasar por encima de alguna.
Son bonitas las dunas, parece que alguien las haya colocado en el lugar adecuado y que el viento haya dibujado estas líneas paralelas en la superfície que hace que tengan un aspecto muy especial. Es muy temprano y los rayos del sol provoca unos colores muy contrastados en el paisaje que cambia a cada momento. De repente se terminan las dunas y vamos a parar a un lugar rocoso, rodeado de montañas, lleno de matojos pequeños y secos, y muy pedregoso. Arriba, en un promontorio hay una construcción vieja y medio derruída: es la ermita del Padre Faucault (misionero francés y antropólogo).
Mi marido está muy contento de haber encontrado el camino sin problema entre el laberinto de dunas y decidimos visitar la ermita. El lugar es solitario, estamos bastante lejos de todas partes y, por esto casi no me puedo creer, que este hombre se instalara aquí 

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5.2 La ermita del Padre Faucault

Es una cabaña de piedras colocadas unas sobre otras sin más, que el tiempo ya ha empezado a deshacer. Es un lugar privilegiado, el más alto y con una buena panorámica del entorno. Éste es el primer lugar donde estuvo instalado, llamado: "La Fraternité" donde vivió desde 1.901 hasta 1.905. Cuando este hombre se aventuró a  adentrarse en el continente africano a principios del siglo pasado lo hizo como misionero, pero con el tiempo, tuvo más fuerza su interés por la antropolgía. Por este motivo al cabo de unos años, se trasladó a vivir al Hoggar, situado más al sur -hacia Tammanrrasset-, donde viven los Tuareg

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Ermita del Padre Faucault

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5.3 Qué pequeño es el mundo
Nos disponemos a subir a la ermita  y vemos tres siluetas humanas que bajan. Nos sorprende porque estamos muy lejos de cualquier parte y no se ve ningún coche alrededor.
Son una pareja de alemanes y un chico del país que les hace de guía. Al saludarlo ya noto a mi marido muy efusivo, pero es que se conocieron en el anterior viaje. Los dos estan muy contentos de reencontrarse, casi no se lo creen. Se llama Hassan y nos ruega que nos esperemos que venga un amigo suyo a recogerlos con un Land-rover y, que como amigo nuestro, nos invita al oasis a tomar un té todos juntos.
El amigo se llama Karim, y de su coche viejo y desvencijado sale otra pareja de alemanes con una niña de  catorce meses. Karim es un señor muy amable con una piel muy curtida por el sol..............
..............Mientras nos esperamos nos dedicamos a recoger piedras del suelo. Son muy bonitas, de color verde claro, completamente  erosionadas y pulidas. Parece que estan enjabonadas de tan finas y suaves al tacto. Es agradable  pasarlas de una mano a la otra. Parece que tengamos una pastilla de jabón.
Finalmente marchamos juntos al oasis. Los alemanes van sentados en la caja del Land-rover, bien tapados con el cheché porque cae un sol de justícia y ya tienen la piel muy quemada..........es una pieza de ropa de algodón  de unos cuántos metros de largo -seis como mínimo-, que envuelve la cabeza y parte de la cara. Es fresco,  agradable y protege del frío, del viento, de la arena y del calor. La gente de aquí lo utiliza y los que somos de fuera como nosotros, también lo  acabamos usando porqué es el mejor protector.

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El paisaje se vuelve extraño, lleno de una especie de bultos muy grandes que parecen de roca. Descubrimos que son...¡árboles! La arena se va apelotonando llevada por el viento hasta que los cubre. Para sobrevivir el vegetal va creciendo hacia arriba y saca unas raíces muy largas, pero la arena  se deposita de nuevo y le vuelve a cubrir. El proceso se va repitiendo hasta que queda totalmente tapado. Es entonces cuando con la humedad de la planta, la arena queda compactada y se endurece. El árbol acaba muriéndose y desde el exterior, parece una montaña de piedra.

Llegamos a Marhouma muy acalorados después que el Land-rover  se parara misteriosamente en diversas ocasiones. En este oasis vivió hasta su muerte -el año pasado- el abuelo de Hassan, un auténtico hombre del país. Fue todo un personaje, recordado por todo el pueblo con nostalgia......

Esta foto la había hecho mi marido en el viaje anterior, que lo había conocido

..............Nos invitan a entrar en una "zériba" que es un cerrado de cañas techado con hojas de palmera donde se está muy fresco.  Alrededor, muy bajito casi a ras del suelo hay un banco de forma circular  lleno de cojines y una mesa donde nos disponemos a tomar el té. En este lugar tomar el té no representa beberse simplemente una taza. ¡Es mucho más que ésto! Es una ceremónia que puede durar horas.

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Árboles engullidos por el desierto




Té en la zériba. Karim y mi hijo pequeño con su chándal limpio y bonito.


By rosadeldesert

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¿Veis el pajarito?

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5.4 La ceremonia del té

Primero se hace el fuego con madera de palmera y se espera que haga brasa  -hecho que ya requiere un buen rato-. A estas alturas ya he aprendido que aquí el reloj no cuenta, que las cosas sencillamente se van haciendo. La gracia es estar juntos y hablar. Van llegando familiares  de Hassan y de Karim pero por descontado no vemos a ninguna mujer. Conversar resulta muy divertido porque Karim solo sabe árabe, Hassan habla árabe, francés e italiano; los alemanes: alemán, francés y un poco de castellano y nosotros: catalán, castellano, francés y un poco de alemán.
Los alemanes quieren practicar castellano y yo quiero practicar alemán. Cuando no entendemos el francés de Hassan, nos lo repite en italiano y, después de todo este combinado, lo traduce al árabe para que su familia lo entienda. En un momento montamos un buen jaleo pero es muy divertido y entretenido. Hace poco que hemos llegado pero ya parece que nos conocemos de toda la vida. No conozco la razón pero aquí se establecen vínculos fuertes muy deprisa...............

...............Con tantos trabajos para hablar nos habíamos olvidado completamente del té y el agua  ya hierve. Se empieza con los preparativos: una bandeja grande, un vasito para cada uno, otra tetera más y un vaso grande.
En la tetera vacía y limpia de la bandeja ponen las hojas de té y así, empieza una ceremonia ritual a la que se abandonan espiritualmente. Los movimientos se hacen lentamente y todo el mundo sigue los gestos del oficiante en silencio.

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Se coge la tetera del fuego que contiene el agua hirviendo, y se deja caer desde mucha altura sobre la tetera que contiene las hojas de té. Es un instante clave y hay que decir que no les cae ni una sola gota fuera.
Karim, oficiante por hoy de la ceremonia, tapa la tetera que ha llenado con la misma parsimonia y concentración que requiriría un culto religioso. La menea un poco haciéndola voltear, y vierte el líquido resultante en el vaso grande de la bandeja porque la primera agua es demasiado amarga y no se utiliza, se tira.

En la foto se aprecian las dos teteras y el vaso grande.

Foto hecha por mi marido en el viaje anterior

Ahora tenemos dos teteras en funcionamiento: una contiene las hojas de té, y la que provenía con agua del fuego que se ha quedado vacía. El proceso vuelve a empezar. Se vuelve a llenar la tetera con agua fría, se pone de nuevo al fuego y...  otra vez tenemos tiempo para hablar tranquilamente.
Cuando hierve el agua, se para la conversación y el interés recae  sobre lo que se está preparando durante tanto rato. Otra vez se deja caer el agua hirviendo en forma de fina cascada sobre las hojas de té -que ahora ya no dejarán el agua tan amarga- , y en la tetera que ha quedado vacía, Karim echa  un azúcar oscuro y aterronado, encima del qual vierte la mezcla.

A continuación va traspasando el líquido  de un recipiente a otro hasta que el azúcar está bien deshecho. Es como un juego divertido. Una vez conseguido lo que se esperaba, se sirve el té en los vasos y se reparten.

Para llenar estos vasitos  tan pequeños con verdadero estilo sahariano, se necesita traza, puntería  y experiencia. Todas las miradas se concentran en las manos de Karim que lo hace maravillosamente desde mucha altura sin derramar una sola gota.

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¡Cuánto trabajo y cuánto  tiempo para preparar unas infusiones! Pero se valora más la amistad que el gasto de tiempo. Ah, y esto es solo el principio ya que en este país, si te invitan a tomar el té y aceptas, sabes que te ofrecerán tres vasos. El primero es el más fuerte y amargo.
Cuando todo el mundo se lo ha tomado, nuestro amigo Karim recoge los vasos, los vuelve a poner en la bandeja y empieza otra vez la misma tarea -que se repetirá aún dos veces más-,  con la única diferencia que las hojas de té siempre son las mismas y, por tanto,  la bebida cada vez saldrá más dulce y suave.
En teoría, las primeras rondas son para los hombres, y a la última pueden acceder las mujeres y los niños. Quien acepta ha de ser a todas, cuando amarga y cuando está dulce. Solo tomar del dulce sería una muestra de mala educación.
Después del té, recogemos los trastos y como si aún  formara parte de la misma ceremonia, ayudamos a lavar los vasos con muy poca agua: estrictamente la necesaria. ¡No más! El agua para los habitantes del desierto  es un tesoro muy respetado. En el oasis de Marhouma hay  una balsa de agua clara y trasparente donde se reflejan unas  palmeras muy grandes y llenas de pájaros así como un pozo de donde sacan agua pero son muy conscientes que lo tienen que cuidar.

Antes, cuando han hecho el fuego, también me he dado cuenta  que utilizaban muy poca leña, y que lo han mantenido pequeñito todo el rato. Me ha hecho pensar que en nuestra cultura, la tradición del fuego es disfrutar de su esplendor. Aquí casi no hay leña y, por tanto, el fuego se mantiene justo para calentar-se un poco o para hacer la comida.
Cuántas actitudes podría aprender nuestra cultura occidental de estas gentes, de su sentido común, de su respeto, y de su forma de vida tan acorde con la naturaleza.

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5.5 Viaje a la prehistória:Grabados rupestres

Atravesamos los huertos que se cultivan en el oasis aprovechando la sombra de las palmeras y caminamos soportando un sol muy fuerte para ir a ver los grabados rupestres. Llegamos al oued, un río de arena muy fina pero que, como  guarda humedad en su interior, hace brotar algunas plantas secas y pequeñas, con unos frutos redondos muy divertidos parecidos a pequeñas calabazas. Nuestros hijos hacen la acción de coger una, y Karim se pone a gritar y se asusta. Nos explica que esta planta es tóxica............
..................Encontramos una zona rocosa al lado mismo del río, que  se utilizó como abrigo en la época prehistórica. Ahora las rocas estan fragmentadas a causa de la erosión y la diferencia de temperatura entre la noche y el día. Vamos subiendo por entre las piedras y en cada una de ellas hay un grabado. Son muy bonitos. ¡Y pensar que hace tanto tiempo que estan hechos! De ellos se puede deducir como fue la vida en este lugar. Los hay que representan panteras, gacelas, caballos, cocodrilos, rinocerontes, jirafas, avestruces...Es sabido de todos que los hombres primitivos grababan o pintaban lo que veían en su entorno más inmediato, por lo tanto, en alguna época fue selva, con el paso del tiempo  se fue desecando hasta llegar a ser una sabana y, ahora, después de tantos años, miro alrededor y...veo un desierto.

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Delante mismo, al otro lado del río hay una pendiente hecha de gres con unos grandes dibujos geométricos como si fuera una alfombra de diseño. Su conjunto hace el efecto de  de ser el resultado de antigua actividad volcánica, el suelo parece haber hervido y lo que vemos se me antojan burbujas solidificadas. Nos hemos sentado en este tapiz tan curioso hablando un buen rato hasta que hemos decidido volver al oasis.
Llegamos cansados y sedientos a la cabaña de Marhouma. Por el camino hemos encontrado los restos de un camello muerto. La visión ha sido un poco tétrica y nos ha hecho pensar en la dureza de este clima.

Foto hecha por mi marido en el viaje anterior


Me preocupo porque no veo  a mi hijo pequeño hasta que descubro que Karim se ha parado por el camino para enseñarle ratitas-canguro.........
.........lo ha llevado a ver las madrigueras de cerca y, naturalmente está encantado.
Desde que hemos llegado he encontrado exagerado el trato tan amable recibido por mi hijo pequeño. Me hacía estar en contínua vigilancia porque no lo veía nada claro. Finalmente me han explicado que aquí los niños pequeños tienen un trato privilegiado, en cambio el mayor, que tiene doce años, se le considera ya una persona adulta.

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Abrigos prehistóricos


Oued


Diversos grabados rupestres. En la primeroa foto un avestruz.

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Suelo de gres

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5.6 La conocida hospitalidad sahariana

Llegando a la zériba de Marhouma apreciamos la sombra de las hojas de palmera y nos sorprenden con  unos cestos llenos de mandarinas y otros con ramas de dátiles. ¡Suerte que solo habíamos venido a tomar el té! Según ellos, es imposible que nos marchemos con esta calor y nos hacen sentar otra vez.-. Realmente las mandarinas estan frescas............y los dátiles muy buenos. Estos hombres nos dan lo que tienen, nos sabe mal comer, pero si no lo hiciéramos se sentirían ofendidos.

Bien. ¡Ya estamos otra vez!  Ahora nos traen una "taguella", un pan plano y redondo que cuecen debajo de la arena. A mí me encantan, pero éste está relleno con verduras. ¡Especial para los amigos! Podríamos decir que es parecido a una pizza pero con los ingredientes dentro. Pica mucho pero está muy bueno.
De repente me doy cuenta que hace mucho que estamos aquí y que necesitamos luz para volver puesto que no tenemos mapa de la zona............Como un acto rutinario al que nunca había dado importancia, miro el reloj y enseguida las miradas se me clavan y me hacen sentir mal. ¡Es como si hubiera cometido una falta muy grave! Todos me han mirado a la vez al mismo tiempo que se hacía un silencio y un vacío en la cabaña, que hasta me ha preocupado. Con este gesto he sentido que la magia  del ambiente se había desvanecido. Han creído que no nos encontrábamos bien con ellos y nos queríamos marchar. He arreglado la situación como he podido, más o menos se ha ido reconduciendo, y hemos seguido hablando.

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El tema ha cambiado por completo y se interesan por nuestro destino. Nos recomiendan no volver atrás porqué es muy largo y se nos hará de noche. Nos dibujan un mapa con el dedo en la arena y: ¡Pas de problem!
Tenemos que buscar un paso  -el único - por entre las montañas  y las dunas.
Decidimos probar. Si se nos hace de noche acamparemos...........
............Nos sentimos como si fuéramos amigos de toda la vida. Sabe mal marcharnos cuando sabemos que seguramente no nos veremos más.
 Los niños se enamoran de unas piezas de artesanía de madera de palmera y trabajadas por ellos mismos  que tienen para vender. Les compramos algunas. A la hora de pagar nos dicen que es un regalo. ¡No puede ser! Dicen que somos amigos. Para corresponder un poco les obsequiamos con un par de barras de turrón..................
............Karim le hace mil bromas a mi hijo pequeño y le pide que cuando llegue a casa le escriba una carta con un dibujo hecho por él y una fotografía de las que hoy hemos tirado.
Cuando nos vamos nos abrazamos.....................Nos han dado de todo privándose de lo que tenían para ellos pero nos vuelve a repetir que nos han invitado porque somos amigos y han estado muy felices de tenernos y compartir lo suyo con nosotros. Con esta despedida tan emotiva, nos separamos.

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5.7 Buscando un paso entre las montañas

Los perdemos de vista y volvemos a estar solos en esta inmensidad amarillenta. Nos sentimos emocionados. En aquella cabaña se ha quedado una parte de nosotros y nos sentimos conmovidos por la bondad de sus gentes, por su generosidad, por  la hospitalidad y por su amistad.

De momento tenemos que deshacer un trozo del camino de esta mañana, justo hasta donde nos hemos cruzado con una caravana de camellos conducida por un niño  más pequeño que mis hijos. Ha sido muy curioso porque mientras hablábamos con él un camello ha empezado a hacer "pipí". Hasta aquí una situación normal pero en cuestión de segundos...toda la caravana.
El pastor nos ha explicado que estos animales solo sienten la necesidad una vez al día y que ésta acción se les pega como nos pasa a nosotros con los bostezos

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Llegando al punto clave que nos han indicado cambiamos de dirección. Intentamos recordar todas las referencias que nos han dado porque no nos queremos  permitir ni una equivocación.
Encontrar el paso entre las dunas y las montañas ha sido muy emocionante Parecía imposible  que pudiera existir un punto practicable. Hemos estado conduciendo cara a las montañas todo el rato y daba la sensación que todo terminaba en un círculo cerrado de paredes de piedra.
Cuando ya nos planteábamos la posibilidad de acampar antes que oscureciera, nos hemos encontrado de cara con lo esperado:un corte estrecho entre la piedra y la arena. El lugar está tomado por un viento tan fuerte que me hace pensar que hay más arena el el aire que en el suelo. La visión es irreal y nos creemos transportados a otro planeta.
Estamos contentos de haberlo encontrado. Nos ha permitido, después de hacer unos kilómetros y atravesar una cordillera de dunas preciosa, ir  a parar a la carretera principal que lleva a Timimoun. Va siguiendo el Erg Occidental y, de vez en cuando, como aquel que sube a un puerto de montaña, vamos cruzando cordilleras de dunas.

Los niños y yo, hacemos parar contínuamente el coche para contemplar estas magníficas dunas, altas como montañas, y para hacer fotos.................
Como siempre el cielo sin nubes, de un azul muy intenso, el sol aprieta fuerte y, más tarde, el atardecer  -aproximadamente a las seis de la tarde- nos deja a todos encandilados. Oscurece rápidamente y, después, como si aún no hubiera bastante, cuando ya todo es negro, el cielo se vuelve  rojo, de un rojo intensísimo durante al menos una hora.  Es precioso el efecto de las  siluetas de las palmeras de los oasis a contraluz. ¡Es sencíllamente una delícia! A continuación llega la más absoluta noche, suavizada solo por la luna y las estrellas. Viajar al atardecer nos ha permitido disfrutar de estos cambios y conocer la belleza de cada momento

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Cuando menos lo esperábamos  y en medio de la oscuridad, han aparecido tres hombres en  el momento que pasaba el coche. Se han precipitado al centro de  la carretera y se han tirado debajo de las ruedas tan de repente, que a día de hoy aún no sabemos de donde han salido. Entre que no lo esperábamos, la oscuridad y la soledad del lugar...nos hemos llevado un gran susto.
Hassan nos había aconsejado esta mañana que no nos fiáramos de nadie ni  paráramos por nadie. Y que si queríamos un consejo de amigo, no viajemos hasta Tamanrasset  porqué los tuareg estan revolucionados. También nos ha dicho que por el hecho de ir solos tenemos que vigilar mucho y, sobretodo, si nos sale alguien en medio del desierto no se nos ocurra parar sinó al contrario, acelerar para evitar lo que pudier passar. Ésto es exactamente lo que hemos hecho porque nos lo ha dicho tan seriamente que nos ha puesto un poco el miedo en el cuerpo. Queríamos viajar hasta la región del Hoggar pero, quizás lo tendremos que pensar y dejarlo para otra vez. Por encima de todo, está claro que lo queremos pasar bien, que no queremos tener una mala experiencia, y menos yendo solos y con nuestros hijos.

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5.8 La problemática de los Tuareg

Los Tuareg son un pueblo que por tradición  han llevado una vida nómada y  así es como han sido felices. El cielo y las estrellas han sido su tejado y la inmensidad del desierto su morada. Nunca han sabido ni se han preocupado de fronteras sinó de lugares  con buen pastoreo para sus animales y en buenas condiciones para sus familias. Desde que el Sáhara fue distribuído trazando líneas sobre un mapa en algún despacho de la época colonial, esta gente quedó dividida perteneciendo a Argelia, Mali, Níger, Mauritania y Libia.
Según las explicaciones de Hassan, los que viven en Argelia no tienen ningún problema porque las razas de quienes en este país habitan estan tan mezcladas que conviven pacíficamente y se respetan mutuamente. Yo que siempre había asociado la esclavitud con América, he descubierto a través de este chico que en Africa también se utilizó a la raza negra para trabajar gratis. Los habitantes del norte organizaban caravanas de camellos hacia el sur cargadas con oro, sal y riquezas  y allí las cambiaban por hombres negros. A éstos se les encomendaban las tareas más duras como por ejemplo la construcción de las "foggaras", canalizaciones del agua para regar los huertos. Muchos murieron haciendo galerías subterraneas bajo la arena.

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Cuando se abolió la esclavitud -siempre según Hassan-, en Argelia estos esclavos pudieron establecerse, trabajar y ganarse más o menos la vida. Algunos se casaron con bereberes del norte. La población es muy heterogenea pero conviven bien.
 En cambio, en los países del sur, los tuareg representan una minoría entre una mayoría de raza negra. Los gobiernos respectivos han intentado -sin éxito- cambiar sus hábitos y conseguir el objetivo principal: que se conviertan en personas sedentarias. Se han llevado a cabo algunos programas sociales como por ejemplo darles una casa pero resultaba ser un espacio demasiado pequeño para quien está  acostumbrado a vivir en el infinito. Lo primero que hacían era quitar los cristales de las ventanas porque se sentían ahogados, luego le tocaba el turno a las puertas y, finalmente acababan yéndose porque no lo podían resistir.
Debido a que no están nunca en el mismo lugar y que a menudo cambian de país sin ni siquiera saberlo -tampoco les importa demasiado-,  los gobiernos se ven en la imposibilidad de llevar un censo al día. Por todos estos motivos y -siempre según las indicaciones de Hassan-, son perseguidos y conducidos a una exterminación. Estos hechos ya han sido vividos en otras épocas por la comunidad tuareg  y nadie se ha enterado. Por tal razón quieren atraer la atención internacional, ocupan  tierras fronterizas de Argelia, asaltan a los viajeros que encuentran y les roban todo lo que les puede servir.
La semana pasada -continúa Hassan-, encontraron un turista francés degollado. Los nativos de esta parte del Sáhara se encuentran muy preocupados  porque se consideran un pueblo hospitalario que siempre ha acogido a los visitantes. Tienen miedo que estos incidentes asusten a los viajeros porque el suyo es un país pobre y no se pueden permitir que dejen de visitarles.

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5.9 Timimoun

Hemos llegado a Timimoun ya de noche, la noche de Navidad. Timimoun tiene un gran palmeral. Su nombre significa:"oasis rojo". Se debe a las construcciones que tiene, todas de este color, al estilo sudanés.
Nos dirijimos directamente al cámping y nos encontramos con nuestros  amigos. ¡Ya es casualidad! Tan lejos de casa...hace ilusión. Sabíamos que hacían un viaje por el estilo pero salían días antes y no contábamos en encontrarnos.

El cámping es muy pequeño, como de juguete. Parece el patio de una casa, es bonito y lleno de palmeras. Nos instalamos, organizamos los trastos y nos damos el gusto de lavarnos un poco.
Hay unos cuántos wc de los que yo llamo "de puntería", o sea un agujero en el suelo, y también se puede tirar de la cadena. ¡En este lugar es todo un lujo! También hay un lavabo al aire libre con un grifo estropeado que hace que acabes usando el lavadero de al lado. También hay algunas duchas pero en un estado que no  he sido capaz de usarlas.

Esta noche nuestros amigos tienen planteado ir a cenar al hotel del pueblo donde han organizado una "cena de Navidad" con música incluída y nos sugieren que les acompañemos. Naturalmente asentimos  porque tenemos ganas de hablar y de estar juntos. Salimos hacia la cena y por el camino compartimos mil explicaciones y aventuras

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